No Al Olvido

sábado, 30 de mayo de 2020

# La coalición fingida tensa al PSOE ..En la justicia israelí no hay ningún ciudadanos por encima de la ley"....Vídeos 2..DISTRITOTV .!!!

Los socialistas y Podemos coinciden en priorizar la crispación izquierda-derecha en las instituciones y en las calles, pero en lo demás Moncloa ya ni siquiera se molesta en ocultar radicales discrepancias

La coalición de intereses personales que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dicen haber fortalecido durante las últimas semanas, para pacificar la convivencia en Moncloa y establecer un reparto de papeles en el control del Gobierno, es sólida. Sin embargo, no lo es tanto la alianza que en cascada se presupone entre la militancia del PSOE y la de Podemos. La desconfianza interna aumenta entre sectores de ambos partidos descontentos con el hermetismo con que Sánchez e Iglesias siguen fabricando, sin consultar más que a un férreo núcleo duro de extrema confianza, la repuesta a la crisis sanitaria, sus pactos parlamentarios y la confusa y contradictoria réplica a la recesión.

El «blindaje» de la coalición, más endeble de lo que aparenta

La coalición de Gobierno está «blindada», y ese
 es el mensaje que semanalmente emite Moncloa para tratar de minimizar cualquier episodio de crisis interna que se produzca, o para intentar reforzar a los ministros, independientemente de la magnitud de sus errores. Pero en sectores de la izquierda crece la sensación de que esa «alianza fingida», sostenida sobre una supuesta lealtad personal entre Sánchez e Iglesias y basada exclusivamente en una cuestión de supervivencia política, es tan artificial que ha empezado a resquebrajarse. Que es tan endeble, que en otoño podría dejar de ser sostenible en cuanto la recesión desnude una realidad difícilmente manejable en las calles. De ahí, que la interpretación de algunos movimientos tácticos de Pablo Iglesias genere serias dudas en ámbitos del PSOE sobre la consistencia real de la coalición.
Hoy, Sánchez e Iglesias coinciden en un único objetivo: resulta esencial para los intereses de la izquierda, y para la estabilidad de la legislatura, proteger a sus «socios naturales» –ERC y PNV, fundamentalmente–, y acelerar el proceso de fragmentación ideológica de la sociedad. Nadie en el PSOE ni en Podemos ve como arrebato puntual el tono con que Iglesias enfoca sus enfrentamientos con la derecha. Iglesias necesita tanto al PP y a Vox para reafirmar su poder interno en Moncloa y para liderar a la izquierda en la calle, que no duda en hacer ostentación sobreactuada de ello.

Objetivo: acelerar la ruptura ideológica en la sociedad

Ese es el terreno donde Iglesias se maneja cómodamente. Aquel en el que el frentismo, la radicalidad de los mensajes de rencor a izquierda y derecha, el alejamiento de la moderación y la quiebra de la convivencia le permiten sacar rédito de la polarización extrema de la política. En las instituciones y en las calles… donde convenga en cada momento. Su discurso –avalado y permitido por Sánchez en esa estrategia común– no responde a una improvisación puntual o a un mal día en el escaño, sino a una táctica deliberada para generar una tensión social de la que conscientemente hace cómplice a la oposición. Es algo similar, pero elevado a la enésima potencia, a lo que José Luis Rodríguez Zapatero confesó en un micrófono indiscreto durante la campaña de las elecciones de 2008: «Necesitamos tensionar esto».
Para Iglesias, es irrelevante quién tenga la culpa, quién haya empezado primero, quién «escrachea» más, quién provoca o quién responde… si la izquierda o la derecha. Es más una cuestión de fondo. Lo esencial no es quién cause esa irritación social vinculada al odio ideológico y a la propia incertidumbre en el futuro, sino que esa convulsión exista y adquiera vida propia al margen de los partidos porque eso es lo que le favorecerá, llegado el día, en las urnas. Y en el PSOE hay quien teme que el líder de Podemos haya tomado a Sánchez como rehén en este objetivo porque aumentará el riesgo de que el socialismo no salga bien parado.
El discurso de Iglesias responde a una táctica deliberada para generar tensión social y odio ideológico, de la que hace cómplice a la oposición

Patxi López exhibe la irritación del PSOE con Podemos

El enfrentamiento protagonizado entre los «aliados» Patxi López y Enrique Santiago el pasado jueves en la «comisión de reconstrucción» del Congreso esconde más mar de fondo que una mera discusión puntual entre socios. Esconde una disonancia profunda entre el PSOE y Podemos. La «confesión» de López representa una discrepancia radical respecto a la pretensión de Sánchez e Iglesias de convertir la comisión en un foco de discordia y conflicto permanente. Patxi López seguirá presidiendo esa comisión junto a Santiago, pero ambos escenificaron en público la misma disonancia insalvable que Nadia Calviño y el propio Iglesias mantienen en privado… Es la misma rotura de fibras en el cuerpo de la coalición que ha empezado a debilitar a ministros como Salvador Illa, Fernando Grande-Marlaska, José Luis Ábalos, María Jesús Montero, Yolanda Díaz, Alberto Garzón o Manuel Castells.

«Nadie sabe si Iglesias quiere irse o quedarse, pero manda»

Aparentemente superada la fase más dramática de la gestión de la pandemia, Sánchez afronta tres riesgos que pondrán a prueba la supervivencia de la legislatura. Primero, la propia lealtad de Podemos, porque sectores del PSOE profundamente desconfiados sostienen que aún no han conseguido descifrar «si Iglesias quiere quedarse y apropiarse de Moncloa, o si por el contrario quiere irse y está preparando ya la coartada para salir del Gobierno» cuando la UE imponga sus condiciones para el rescate de nuestra economía, recortes severos, una drástica contención del gasto público, y una subida indiscriminada de impuestos. Es decir, cuando la izquierda ya no pueda rentabilizar el «ingreso mínimo vital», el aumento de la fiscalidad a las «grandes fortunas», o la «tasa Google». «Pero mandar, manda», sostienen.
La «confesión» de Patxi López representa una discrepancia radical respecto a la pretensión de Sánchez e Iglesias de convertir la comisión en un foco de discordia y conflicto permanente

«Sánchez ya no genera una confianza ciega en Europa»

El segundo riesgo que Sánchez debe encarar es el de haber perdido aquel aura de joven valor en alza de la socialdemocracia, predestinado a resucitar a esa izquierda moderada que había perdido el «swing» en Europa. Además, Sánchez llegó a Europa con la fórmula para contener y reconducir al populismo de extrema izquierda que tanto miedo genera en sus instituciones. Hoy, en cambio, Sánchez ha perdido buena parte de su crédito en Bruselas y su Gobierno emite señales confusas sobre el futuro de la reforma laboral, sus pactos con Bildu, o las «nacionalizaciones» que ya ha invocado tres veces Iglesias en el Congreso. La incomodidad es notoria en ámbitos europeos, pero también del PSOE, donde apelan a que Sánchez prescinda de Iglesias e inicie un acercamiento sincero al PP para garantizar una «reconstrucción» real. O que, en su defecto, demandan a Sánchez que lo ate en corto para que el proyecto socialista no se diluya en Podemos.

¿Crisis de Gobierno en ciernes y reducción de carteras?

El tercer desafío inminente del presidente del Gobierno no va a ser tanto dominar a Podemos –a lo que Sánchez parece haber renunciado–, como negociar unos presupuestos generales contra la mitad de su propio Gobierno, con socios no fiables, y con Europa al acecho de su dinero. Por eso ya hay en el PSOE quien «sotto voce» considera imprescindible una crisis de Gobierno en cuanto el control sanitario de la pandemia lo permita. El desgaste de algunos ministros se percibe irreversible. Incluso, algún dirigente socialista apela en privado a la conveniencia de reducir considerablemente el número de ministerios para hacer creíble la austeridad que se va a imponer en muchos millones de hogares a partir de septiembre. En este contexto de tensiones internas en el diseño presupuestario de la legislatura y de purgas en el propio Ejecutivo, la compatibilidad de Sánchez e Iglesias va a ser puesta a prueba. Y si hay algún mensaje «cristalino» que cada día lanza el líder de Podemos al presidente del Gobierno es que no es domesticable....https://www.abc.es/

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