Baile de cifras con los muertos
El Gobierno actúa como si morirnos fuera una manera de llevarle la contraria y aplica al recuento de cadáveres los métodos con que la izquierda suele purgar a la discrepancia. Nos han llegado a llamar «miserables» por querer dar un adiós civilizado -es decir, cristiano- a nuestros padres. Son una cosa y lo mismo la alergia de Pedro Sánchez al luto y su obsesión por mantenernos encerrados. Civilización significa que la muerte no es lo contrario de la vida. Barbarie es negar la primera y secuestrar la segunda. Nadie culpa al Gobierno de la existencia del Covid-19 pero yo le acuso de que su gran enemigo no ha sido la pandemia sino nosotros. Han ido a por la libertad con
propaganda y con mentiras. Falseando la muerte y controlándonos la vida. Si hoy se mantiene el estado de alarma, y tiene Sánchez pensado pedir otro, es para soltarnos justo el día antes de que nos vayamos de vacaciones y que en la euforia del verano nos olvidemos de lo que nos han hecho. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han vivido estos días mucho más pendientes de cómo nos amordazaban, mintiéndonos e insultándonos, que de protegernos y tratarnos como a ciudadanos libres. Más temprano que tarde sabremos la verdad y veremos con humillación e impotencia la gran mentira en que el Gobierno ha convertido a España y a los españoles desde la demostración doméstica del 8 de marzo. No le reprocharíamos al presidente que hubiera dudado, que se hubiera equivocado, que no hubiera sabido qué hacer ante la insólita pandemia; ni siquiera que los mercados internacionales, superpoblados de piratas, le hubieran timado en la compra de mascarillas o de respiradores. Pero es intolerable que con la excusa de la infección nos haya tomado de rehenes, tal como Quim Torra ha querido agitar el dolor de los catalanes para arrojarlo contra España, y todas y cada una de las payasadas que ha dicho y hecho han tenido la única motivación de intentar alargar la agonía de su triste batalla perdida. No vamos a olvidarlo. Aunque seamos muy felices en las tibias noches del verano, cenando con nuestras familias y amigos. Aunque nos pongamos como bestias a trabajar para cumplir como siempre con nuestra misión y nuestro destino. Nos habéis asustado para intentar arrasarnos, os habéis aprovechado de nuestra buena voluntad y en vuestro sectarismo ciego y rabioso nos habéis llevado a la quiebra y la desesperación. No. No vamos a olvidarlo. Llenaremos las calles y las urnas y la Historia de la esperanza que nos habéis robado.
Salvador Sostres
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