El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha comparecido este jueves en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica celebrada en el Congreso de los Diputados. Por la tarde, será la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, quien intervenga en este órgano parlamentario.
Ambos protagonizaron la semana pasada la crisis interna en La Moncloa a razón del acuerdo que el PSOE, Unidas Podemos (UP) y EH Bildu suscribieron bajo la mesa para la «derogación íntegra» de la reforma laboral de Mariano Rajoy de 2012. El líder de Podemos insiste en que debe anularse en su totalidad. Calviño considera que en este momento de crisis es «absurdo».
Durante su intervención en la comisión, Iglesias ha mantenido un discurso muy ideológico y ha cargado contra la oposición. El vicepresidente ha exigido al Partido Popular reconocer que «se equivocaron» con sus políticas de «recortes» y «privatizaciones» porque, ha subrayado, se ha visto que «han debilitado» a España para hacer frente al coronavirus con sus «ataques» a la sanidad pública.
«Los recortes de más de 7.000 millones de euros en la Sanidad Pública, las privatizaciones y la precarización que ustedes perpetraron fueron decisiones absolutamente equivocadas que nos han debilitado», ha señalado. «Nunca más se pueden repetir los ataques a la sanidad pública», ha continuado.
Iglesias ha interpelado a los representantes del PP para señalarles que tienen la «oportunidad» —y sería un ejercicio de «dignidad»— el «reconocer que se equivocaron». Asimismo, ha señalado que «los recortes de más de 5.000 millones de euros que ustedes hicieron en el Sistema de Atención a la Dependencia, señorías, han colocado a nuestros mayores en una situación de vulnerabilidad».
Unas declaraciones muy espinosas después después de que la oposición le reproche a él el descontrol y falta de recursos en la gestión de las residencias de ancianos desde que empezó la crisis sanitaria. Su departamento es responsable del área.
El PP evita el choque
El coordinador económico del Grupo Popular, Mario Garcés, no ha querido entrar en las provocaciones y la bronca que buscaba Iglesias. optando por realizar una hábil intervención en la que ha combinado la mano tendida al diálogo con la crítica constructiva. «El luto no tiene ideologías ni complejos», ha subrayado al inicio de una intervención en la que ha esperado que «nos podamos encontrar todos».
Además, ha llegado a reconocer como «necesario» el nacimiento de Podemos en el momento convulso que vivió España por la crisis financiera, aunque le ha advertido que ahora mismo «forma parte de esas mismas élites» contra las que nació.
El dirigente popular sí ha querido pedir al vicepresidente segundo que «no nos impongan ninguna nueva normalidad porque convierten normalidad en normalización» y le ha pedido que diga las «cosas claras, nítidas y sin falacias».
Así, ante las acusaciones vertidas por Iglesias, Garcés ha querido recordar que «cuando el PP llegó al gobierno se encontró con 17.000 millones pendientes de pagar en gasto farmacéutico» y ha preguntado «quién va a pagar esta fiesta?» argumentando que «no salen las cuentas para cubrir los 250.000 millones de euros que se necesitan de financiación».
«Usted prefiere una sociedad sin ricos antes que una sociedad sin pobres porque sin pobres usted no podría justificar su discurso», le ha espetado.
«Cierre la puerta al salir»
El tono moderado de Garcés no ha evitado, sin embargo, la bronca parlamentaria. En su segunda intervención, el vicepresidente segundo ha optado por buscar el cuerpo a cuerpo con Vox, partido sobre el que ha afirmado que «parece que quieren dar un golpe de Estado antes que defender la democracia».
El portavoz de esta formación, Iván Espinosa de los Monteros, ha pedido entonces al presidente de la comisión, el socialista Patxi López, que tomara «cartas en el asunto» ante esa afirmación que «falta a la verdad y es tremendamente ofensiva». Así, ha instado a López a que pidiera a Iglesias que retirara esa afirmación por considerarla contraria al decoro parlamentario.
López, sin embargo, ha defendido que la consideración del vicepresidente segundo entraba en el «ejercicio de la libertad de expresión» y ha criticado que algunos grupos «tengan la piel muy fina». Siguiendo este hilo, se ha limitado a preguntar a Iglesias si quería retirar su afirmación, pero éste ha aprovechado para «ser más preciso» y afirmar que «a Vox le gustaría dar un golpe de Estado pero no se atreve porque para eso, además de quererlo, hay que atreverse"».
Espinosa de los Monteros ha protestado pero ya sin micrófono porque López no le ha concedido la palabra. «Esta comisión de la reconstrucción es una vergüenza» lamentando el espectáculo ofrecido que ha considerado «propio de un país un marxista-comunista» y advirtiendo que su grupo no tolerará estas actitudes.
Iglesias ha echado más leña al fuego. «¿En qué se traduce que usted no lo vaya a tolerar?», ha desafiado el vicepresidente segundo obligando, ahora sí, a intervenir al presidente de la comisión. «No entren en diálogo de este tipo», ha terciado López mientras Espinosa se levantaba y abandonaba la comisión. «Cierre la puerta al salir», le ha espetado Iglesias con sarcasmo. Es la tercera vez que el portavoz de Vox abandona este órgano parlamentario.
Tasa de Reconstrucción
Como informó ABC hace unas semanas, Iglesias ha planteado en la Comisión una «tasa de reconstrucción», un impuesto a las grandes fortunas «para que los que más tienen, arrimen el hombro». El vicepresidente apuesta además por aumentar la presión fiscal. «Si queremos luchar contra la desigualdad, necesitamos un sistema fiscal más redistributivo», ha explicado. «Reconstruir la justicia fiscal es también una cuestión de patriotismo. En 2019, España recaudó un 7,4% del PIB menos que la media de la zona euro», ha añadido.
«Hay que afrontar la reconstrucción tras esta crisis con los mismos criterios con los que se afrontó la reconstrucción después de 1929 y después de la Segunda Guerra Mundial, y no como se hizo tras la crisis financiera de 2008», ha dicho antes. También ha pedido a la oposición «colaboración» y «ser capaces de poner por delante el interés general, es el que debería guiarnos a todos los representantes políticos
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