Una vecina de Madrid publica una carta tras el fallecimiento de su padre por cáncer en la que lamenta la «incomprensión» de algunos vecinos de Noceda del Bierzo (León) por el viaje que realizó su progenitor para morir en su pueblo
Una vecina de Madrid, Beatriz C.M., ha publicado una carta tras el fallecimiento de su padre por cáncer en la que lamenta la «incomprensión» de algunos vecinos de Noceda del Bierzo (León) por el viaje que realizó su progenitor acompañado de su familia para morir en su pueblo.
«Mi padre viajó desde Madrid a su Noceda natal para morir y se encontró con el respaldo sanitario, pero no con el vecinal», lamenta al tiempo que invita a abrir una reflexión sobre determinadas situaciones a las que ha llevado la pandemia
Beatriz C.M. relata que el jueves 5 de marzo acudieron a la unidad de Oncología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid «y la peor de las sospechas se confirmó: el cáncer se había extendido, el tratamiento actual no funcionaba y se le derivó a la Unidad de Cuidados Paliativos».
«La noticia nos cayó como un jarro de agua fría, el miedo nos invadió y comenzamos la despedida», explica en la carta. Añade que a medida que pasaban los días y la covid-19 empezaba a tener cada vez más repercusión mediática por lo que le invadió un »doble miedo».
«Por un lado, la pérdida de mi padre y que no pudiéramos celebrar la despedida que se merecía», indica la mujer, que agrega: »La enfermedad avanzaba rápido, cada semana bajaba un escalón y sólo pedíamos que las fases vayan pasando y que mi padre aguantara este último empujón».
El día 6 recibieron la visita de la Unidad de Cuidados Paliativos en casa y el enfermo pidió un último deseo: poder viajar a su pueblo en El Bierzo (León). El equipo médico consiguió una autorización y al día siguiente iniciaron el viaje de despedida, «con oxígeno y silla de ruedas incluida».
«Mi padre estaba débil, pero sacó fuerzas para poder viajar y ver por última vez su tierra», afirma Beatriz en su misiva. El deseo del padre se iba a cumplir, pero «alguien dio la voz de alarma en las redes sociales de que gente de Madrid había ido a pasar el confinamiento al pueblo en familia e instan a llamar a la Guardia Civil».
«Al día siguiente, una patrulla se presentó en la casa familiar y nos abrieron un expediente porque no consideraron la autorización médica como un eximente legal», denuncia la mujer, informa Efe.
Y agrega: «Nos enfrentamos a una sanción en medio de una vorágine de sentimientos encontrados,la comprensión por el miedo al contagio en una situación en la que estamos viendo lo mejor y lo peor del ser humano; la supervivencia vital y el egoísmo absoluto».
Beatriz C.M. sostiene en su carta: «Este virus lo paramos unidos, pero unidos de verdad y eso implica ponerse en la piel del otro, entender que bajo cualquier norma hay excepciones humanas». «Solamente por ver la cara de mi padre al pisar su tierra, puedo decir que ha merecido la pena correr el riesgo de enfrentarnos a una sanción», remarca.
«No quiero con esto hacer apología de saltarnos las normas, pero ojalá aprendamos algo de esta experiencia porque habrá más virus y desde luego, más familias que mientras tanto se enfrenten a enfermedades duras y a perdidas irreparables», manifiesta.
Por último, señala que el viaje a Noceda fue el mejor regalo que pudo hacerle a su padre. «Sigo creyendo en el ser humano y estoy segura de que cualquiera en nuestro lugar hubiera hecho lo mismo». concluye
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