No Al Olvido

martes, 19 de mayo de 2020

# Que cierren los bares.. Habrá que revisar el papel de la OMS, pero sus advertencias empezaron en enero"..Carlos Alsina analiza en su monólogo de Más de uno la crisis del coronavirus, con los últimos datos de la pandemia y la evolución de la desescalada....Vídeos 2...!!!!

Sufrimos una invasión de muñecas hinchables justo cuando se ha muerto Michel Piccoli

Se muere Michel Piccoli cuando empezamos a ver muñecas hinchables por todos sitios. Como la suya en «Tamaño natural». La película que Berlanga hizo con el actor francés en 1973 y que no se estrenó en España hasta 1978 no se libró de acusaciones de machismo, misoginia y esas zarandajas. Tampoco el equipo de fútbol de Seúl que puso muñecas hinchables en sus gradas. Vestidas. Y con la camiseta del FC Seúl, que el domingo jugaba con el Gwanju FC. Lo que pasa es que además de las camisetas del equipo algunas llevaban el logotipo de una marca de juguetes sexuales. Los han puesto verdes y han pedido disculpas. Por lo menos ganaron 1-0. Restaurantes estadounidenses también están utilizando muñecas
 hinchables. Vestidas y vestidos para cenar (hay chicos y chicas). El dueño de un restaurante de Carolina del Sur dice que no quería poner cinta amarilla para delimitar los asientos que no se pueden utilizar por lo de guardar las distancias. Prefiere los muñecos a que parezca que en el restaurante ha habido asesinatos y la policía ha precintado. ¿Pero quién no ha cenado en una mesa al lado de un peluche con sus platos, cubiertos y copas porque los comensales eran 13?
Tengo una momia hinchable que me compré en el Metropolitan Museum. La sacaré ahora. Y que todo lo malo que venga sean las muñecas hinchables. Aunque se sentaran en Horcher. Podría ser peor, podrían ser milicianas. Lo recuerda Trapiello en «Las armas y las letras», libro que cada vez que agarras para consultar algo te engancha. Y te olvidas de cualquier otra cosa. Recuerda Trapiello al diplomático José María Chacón, que escribió menos que Morla Lynch y estuvo menos que Morla Lynch en el Madrid de la guerra (volvió a La Habana en noviembre de 1936), pero también llevó un diario. 100 páginas pero significativas de esos primeros meses. «En las calles nutridas manifestaciones de mujeres exigiendo que cierren los cafés, y que los hombres vayan al frente». Las nuñezbalboitarras de entonces. Pero la razón era que sus maridos se pasaban el día en los cafés, y los cafés habían empezado a frecuentarlos las jóvenes milicianas. Leyendo a Trapiello y tantas obras sobre la Guerra Civil siempre tengo un subidón, además del cabreo. Cabreo por la barbarie. Por testimonios como el de Moreno Villa: «Es curioso el fenómeno del miedo: no lo sentía cuando bombardeaban, ni ante la posibilidad de que cayera en manos militares enemigas, pero sí cuando se acercaba el hombre fiera, que sin saber leer ni entender las explicaciones exigía papeles de identificación». Subidón por lo bien que vivimos pese a todo.
Sirve «Las armas y las letras» también para hablar del lujo (¿lujo un Room Mate?). No sé, tirar de uno de los alojamientos de Alberti y María Teresa León durante la guerra, según lo cuenta Morla Lynch: «Allí estaban los Alberti en departamentos espléndidos» (era el palacio de los marqueses de Heredia Spínola, que Alberti había enseñado en ABC llamándolo «una casa de huéspedes con pretensiones»). Sigue Morla: «La habitación de María Teresa León es la de la marquesa. Duerme con una cama llena de cortinajes y pieles de armiño. Este es el comunismo. Los moradores tenían, sin embargo, caras largas ante el temor de que aquello durara poco».
Dicen que hay infiltrados en las manifestaciones en toda España. Dicen que llevan mascarilla y banderas de España. Dicen que incitan a la bronca. Yo hasta que no griten «Vamos a matar a los pavos reales» estoy tranquila. Según Ramón, una revolución no está completa si no se oye eso. Ni una desescalada sin sus muñecas hinchables.....Rosa Belmonte

No hay comentarios:

Publicar un comentario