Las instituciones están por encima y por delante de
las personas, pero las personas terminan
prestigiando o desprestigiando las instituciones
que ocupan. Dos ideas más al respecto. La fibra moral,
la dignidad y el valor se ven en momentos como este que
estamos padeciendo. Además, la coherencia debería ser
materia prima, o adquirida, por personajes que ocupan
altas magistraturas en nuestra nación. Por todo ello,
me llama la atención la amnesia de Carlos Lesmes,
presidente del Tribunal Supremo, cuando amonesta
públicamente -sin expediente alguno- al presidente
del TSJ de Castilla y León quien hizo una interpretación
puramente jurídica de la realidad que ahora vivimos.
Se olvida Lesmes de sus declaraciones radiofónicas
cuando decía que «los jueces son ciudadanos como
los demás y que su único límite en su expresión es
que no interfieran en la función jurisdiccional de otros
magistrados». No se tienen por otro lado noticias
de censura alguna a Ricardo de Prada o Joaquim Bosch
por parte de la máxima autoridad judicial del país.
Se comprueba así que la doble vara de medir se combina
con una actitud genuflexa con el actual
Gobierno y sus intereses. A las instituciones
las prestigian los hombres.Bieito Rubido

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