Los gigantes digitales emergen del confinamiento más ricos
Mientras vivimos angustiados en una zozobra de cierres, despidos, ertes, colapsos del PIB, cuentas públicas en coma y operaciones públicas de rescate de las economías nunca vistas, existe otro mundo donde todo marcha mejor que nunca. Hace año y medio me dio un rapto en plan Oráculo de Omaha de serie Z e hice una modestísima inversión en bolsa: compré unas pocas acciones de Aliababa, el bazar digital chino tipo Amazon que cotiza en Wall Street. Como es un importe menor, llevaba un par de meses sin mirar la cotización. El lunes la consulté y di un respingo: el valor se había disparado durante los meses más duros de la pandemia.
Jeff Bezos, el dueño de Amazon, de 56 años,
vio el pasado lunes cómo su fortuna aumentaba en 16.000 millones de dólares en un solo día. En lo que va de año, el hombre más rico del planeta ha ganado 74.000 millones más y ya posee 189.000 millones. Su patrimonio personal supera ahora el PIB de Qatar, o el valor de compañías como Exxon o Nike. Si su historia fuese un cuento resultaría demasiado fantasioso para ser creíble. Bezos nació en Nuevo México como Jeffrey Preston Jorgensen, hijo de una alumna de instituto de 17 años y el dueño de una tienda de bicis. Sus padres se divorciaron y cuando tenía cuatro años su madre inició una nueva vida con un inmigrante cubano, el ingeniero Mike Bezos, que dio su apellido al chaval. El chico estudió ingeniería informática en Princeton. Trabajando en un fondo en Wall Street, en 1993 tuvo su particular epifanía: crear una tienda de libros online. Sus exegetas cuentan que puso la compañía en marcha en un garaje el 5 de julio de 1994 y que escribió el plan de negocio en un viaje en coche desde Nueva York hasta Seattle. Al principio iba a llamar a su invento Cadabra, pero luego se pasó a Amazon, por el río Amazonas. Sus padres le prestaron 300.000 dólares para arrancar. La historia concluye con unos datos asombrosos, casi monopolísticos: Amazon supone hoy la mitad del comercio minorista en Estados Unidos y casi el 40% del británico. Además se hace de oro con su nube de almacenamiento informático y a título de pasatiempo influye en política, dando cera a Trump como dueño del venerable «Washington Post». Sus baldones son su rácano -a veces lamentable- régimen laboral con sus empleados y sus enjuagues fiscales.
Bezos no es el único que se ha lucrado en la pandemia. A pesar de la lluvia de críticas y sombras que circundan a Facebook, Zuckenberg ha aumentado este años su fortuna en 15.000 millones, hasta los 93.000. Como Bezos, su imperio se basa en una idea original puesta en marcha en un hábitat de capitalismo dinámico. Jack Ma, el fundador de Alibaba, era un profesor de inglés chino que fue rechazado ¡diez veces! por Harvard.
Conclusiones: la tierra de las oportunidades es digital y lo único que mueve realmente el mundo y debería ser bien pagado son las ideas. Desgraciadamente, en la España de hoy apostamos más por el fomento de la burramia y la molicie, la igualación a la baja, la subvención y un capitalismo de postureo, donde abundan más los simuladores que los creadores. Y por eso estamos en pleno sudor frío mientras el mundo del futuro sigue prosperando por ahí fuera...Luis Ventoso
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