¿Y ahora qué? ¡A trabajar! Pagamos por servir al país y a sus ciudadanos, si no, ¡fuera!
Yllegó el rescate. Y esta vez será rescate-país, no solo rescate-banca como en 2012. Porque sí, la aprobación del fondo anticrisis de 750.000 millones de euros que servirá para reflotar, entre otras, la economía española tras la crisis del Covid-19, se ponga como se ponga de estupendo el presidente del Gobierno, en loor de multitudes entre los suyos, que le aplaudieron a rabiar en un acto marketeniano preparadísimo desde Moncloa tras su vuelta de la cumbre -qué ridiculez de verdad, rozando incluso el patetismo-, es eso, porque conlleva condiciones similares a las de un rescate. ¿Huele o no huele a Grecia ahora?
España, que será el segundo mayor beneficiario de este nuevo instrumento de reconstrucción, sólo superada por Italia,
aspira a recibir 140.000 millones entre subvenciones y préstamos, a cambio de enviar un plan de inversión y reformas a Bruselas antes del 15 de octubre. Un plan que debe basarse sí o sí en las recomendaciones de política económica que la UE dirige cada año a España: flexibilizar aún más la reforma laboral -así pues el pacto de su derogación con Bildu y con la connivencia de su socio de Gobierno, queda en papel más que mojado-; medidas para garantizar la sostenibilidad de las pensiones; un pacto educativo; la aplicación de la Ley de Unidad de Mercado y... subida de impuestos. Más que un partido social-comunista en el poder gestionando las reformas necesarias y obligadas, se va a parecer más al que tuvo que lidiar el anterior rescate, pero de banca, el de Rajoy. ¿Sabrá hacerlo Sánchez? No querer ni se lo puede plantear.
Y es que el acuerdo del Consejo Europeo es bueno para España -así a bote pronto, y sin contar con que el dinero no llegará al menos hasta 2021 y nos va a dejar una deuda a pagar pendiente para el 2059 que no sé cómo la vamos a saldar, precisamente en un momento en el que habrá boom de jubilados-, pero malo para este Gobierno, ya que los programas para recibir ayudas han de ser aprobados por mayoría cualificada y cualquier país puede exigir revisión del programa-ayuda si considera que el Estado receptor no hace los deberes, y el dinero sólo se pagará cuando España haya ejecutado las reformas comprometidas.
Pues... como quien deja un legado desde la ejemplaridad, uno de los profesores más ilustres, y mejor persona, del IESE, Luis Manuel Calleja, cerraba el capítulo de su vida en la tierra con una mini clase magistral para el recuerdo, que reproduzco como mi particular homenaje a él: «Hasta aquí hemos llegado... Aprovechad para profundizar en vuestra misión. Os dejo tres refranes en el afán por buscar el servicio a los demás: “Para servir, servir”; “Vale quien sirve, sirve quien vale”; y, “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”». Tome nota señor Sánchez, porque a usted y a los suyos les pagamos para servir al país y a sus ciudadanos. Se acabó el cheque en blanco. ¡A trabajar! y si no, ¡fuera! y que pase el siguiente.....María Jesús Pérez
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