Esta es la primera y última ocasión de poner nuestra casa en orden: vigilados
¿Fue histórico? Sin duda. Nunca los europeos se mostraron tan generosos entre sí: 750.000 millones de euros a transferir de los más ricos a los más necesitados. ¿Será un éxito? Ya veremos, pues cómo se gastan y distribuyen va a traer más dificultades de las que nadie suponía. Al menos en España, los primeros pasos hacia tal reparto han traído más controversia que acuerdos. Como saben, ese Fondo de Reconstrucción está destinado a paliar los daños causados por el Covid-19 y permitir el relanzamiento de las economías más afectadas. Los gobiernos de esos países presentarán planes de ayuda y reactivación, que el Consejo Europeo examinará, aprobará y vigilará en su puesta en marcha. Una comisión de expertos ha catalogado 270
necesidades españolas en cinco pactos de Estado y diez planes especiales, con las reformas de leyes oportunas. Al presentarse en el Congreso, las referidas a sanidad fueron aprobadas sin problemas, como era de esperar, pues nadie quiere aparecer como amigo de la pandemia. Mientras al presentarse las medidas «sociales», fundamentalmente económicas, fueron rechazadas. Y no sólo por los votos del PP, Cs y Vox, lo que se daba por descontado, sino también por los nacionalistas, regionalistas y grupos de izquierda más o menos extrema. Lo que advierte que el Gobierno va a tener problemas para pasar su presupuesto, sino también los planes a presentar en Bruselas. Que los hagan los secesionistas no debe extrañar, ya que lo que ellos buscan es llevarse la tajada que creen les corresponde de los fondos europeos. Pero que la izquierda más dura se oponga a propuestas sociales de Podemos, puede extrañar, aunque si se piensa que han omitido toda alusión a la reforma laboral, que gusta en Europa, e Iglesias quiere cargarse. Se ve que no está dispuesto a renunciar a su vicepresidencia y su chalet con piscina por una cuestión de principio.
Tanto él como Pedro Sánchez tienen con esos fondos un problema que no se ve a primera vista: el plan para salvar a los países atacados por la doble crisis fue de Merkel y Macron. Es decir de derechas. Que los llamados «frugales», entre los que hay socialdemócratas, sólo aceptaron al ponerse estrictas condiciones. O sea que nuestro dúo dinámico tiene que aplicar no su plan «progresista», sino algo bastante más conservador. Cómo van a hacerlo no lo sé, pero van a dejarse la piel en ello, pues les va el cargo. A mí lo que me preocupa es que entre el pueblo español se cree la falsa ilusión de que si volvemos a caer, Europa volverá a salvarnos. Y no hay cosa más lejos de la realidad. Esta es la primera y última ocasión de poner nuestra casa en orden: vigilados. Además, ¿no decíamos todos, izquierdas, derecha y centro, que queríamos ser como los escandinavos? Pues Suecia, Dinamarca, Finlandia están entre los que pedían que todo el dinero fuera a devolver, nada a regalar....José María Carrascal
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