Hay errores y errores, y los de Sánchez y compañía están entre los más graves
¿Estamos saliendo de la pandemia, como dice el Gobierno, o entrando en otra fase de ella, con rebrotes crecientes, como advierte que ya sólo quedan dos comunidades libres de ellos, La Rioja y Asturias? Y en el otro frente, el económico, ¿comienza la recuperación, como apuntan los primeros turistas y la apertura de comercios, o todo es demasiado poco, demasiado débil para poder hablar de cambio de fase? Nadie lo sabe y todos lo temen, lo tememos mejor dicho ya que a todos nos afecta. Y ese mismo miedo, esa desconfianza ante cuanto nos dicen agrava la situación, al frenar la inversión y el consumo. Es verdad que se ven más turistas en sus plazas fuertes. Pero la inmensa mayoría
son españoles, faltando los extranjeros que necesitamos para nivelar nuestra balanza de pagos. Lo malo es que los controles en los aeropuertos, y no digamos en carretera, no garantizan la detección del virus más que en su estado más avanzado, lo que puede significar que hemos hecho un pan como unas tortas. Pero si se refuerzan los controles y las cuarentenas, nos quedamos sin turistas. Podría decirse lo mismo de las vacunas y remedios que, como más pronto llegarán a fines de año, cuando la temporada esté terminada.
Algo parecido puede pasar con los miles de millones de euros europeos, que se esperan como esperaban los israelitas el maná en el desierto de Sinaí, y pueden llegar cuando las empresas que los necesitan hayan cerrado definitivamente.
Incertidumbre, como ven, por todas partes. Lo único cierto es que llegamos tarde a todo, a detectar la gravedad de la pandemia, a tomar las medidas oportunas, a no tener en cuenta las repercusiones que tales medidas iban a tener en la economía, a desconfinar España a toda prisa, para vernos obligados a reconfinar ciertos sectores, como el de Lérida. Y sólo ayer, meses después de haber dicho que «la infección no tendrá mayores efectos en España», el responsable del Centro de Emergencias Sanitarias, doctor Fernando Simón, ha reconocido «no detectamos el riesgo con la rapidez necesaria para frenarlo». Y no es eso sólo, es que siguen presumiendo y, como Tezanos, sigue sacando sus encuestas favorables al Gobierno, la vicepresidenta primera invitando a un café a la portavoz de la oposición «para entendernos» y el resto del gabinete actuando como si nada ocurriese, cuando puede ocurrir todo. Todo lo malo quiero decir porque en el mundo surrealista de Sánchez hasta lo bueno se torna malo dada su incapacidad de decir la verdad incluso queriendo.
Me dirán que nadie previó la magnitud de la pandemia y evitar los daños que ha causado. Pero, aparte de ser el mal de muchos remedio de tontos, hay errores y errores, y los de Sánchez y compañía están entre los más graves. A los que añadir los que puedan todavía cometer, porque actúan como convencidos de que no pueden hacerlo mejor. Se lo contaré en la Tercera de mañana.José María Carrascal
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