No Al Olvido

sábado, 13 de junio de 2020

# Se meterán en nuestra cama.. Podemos está impulsando la destrucción de los principios del régimen de 78"....Vídeos 2 TRECE...!!!

El ministerio de Irene Montero inicia una policía social con cartas amenazantes

En Guilford, 47 kilómetros al suroeste de Londres, tengo dos amigos, Barbara y Lawson, que frisan los noventa. En una ocasión ardió en las afueras de su bonita ciudad un palacete protegido del XVIII, Clandon Park House, cuyos jardines son de disfrute público. Les comenté a modo de consuelo: «Bueno, el Estado lo restaurará pronto». Ambos dieron un respingo: «¡El Estado! Noo. Lo costearemos con aportaciones particulares».
Una de las cosas que te ganan de Inglaterra es su respeto por la independencia del individuo y la privacidad de las personas, mimbres de una sociedad sana. «Para un inglés su casa es su castillo», remarcó a comienzos del XVII el gran jurista Edward Coke, que en 1628 introdujo la extraordinaria Petition
 of Right, que transformaría el mundo. Aquella carta de derechos liquidaba los impuestos al capricho del Rey y establecía el habeas corpus (el fin de las detenciones arbitrarias). Un clásico chiste inglés explica bien la base de su «common law», la piedra angular del derecho anglosajón: «En Inglaterra todo está permitido, excepto aquello que está expresamente prohibido. En Rusia todo está prohibido, excepto lo expresamente permitido y en China todo está prohibido, incluso lo expresamente permitido».
Adam Smith lo tenía claro: «Para llevar a un Estado desde la más baja barbarie a la mayor opulencia poco más se requiere que paz, impuestos llevaderos y una tolerable administración de justicia. El resto llegará con el curso natural de las cosas». El sabio escocés no es exactamente el referente de Irene Montero y su pareja gubernamental y habitacional. Para ellos, el Estado debe estar hasta en la sopa. Si fuese posible debería fiscalizar hasta nuestros sueños. El Ministerio de Igualdad que ocupa Irene ha puesto en marcha una suerte de policía social, que envía cartas de acoso a empresas y medios que se alejan de los dogmas de igualdad de sexos de Podemos. Por ejemplo: Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, ha escrito una misiva rubricada por ella a una compañía de decoración de San Sebastián de los Reyes, donde los regaña por «fortalecer estereotipos de género». Como si viésemos en la pesadilla totalitaria de «Farenheit 451», Gimeno comunica a la empresa que ha recibido una denuncia anónima que desvela que están vendiendo «placas de puertas para habitaciones infantiles» y en unas pone «aquí duerme un pirata», «aquí duerme un pequeño héroe»; y en otras, «aquí duerme la reina de la casa», «aquí duerme una pequeña princesa». Y no puede ser, regaña el Estado, metiendo su cuchara intrusiva en el libre albedrío privado.
¿Anecdótico? Quizá. O tal vez otro indicio de que trabajan para implantar un pensamiento único. Gimeno, la directora del Instituto de la Mujer que colocó ahí su amiga Irene, es una ultraizquierdista militante de la causa gay, que considera que «el feminismo es anticapitalista» y que «hay que invertir los roles de la penetración». ¿Representa a la mayoría de la mujeres españolas? ¿O es una radical ideológicamente flipada que quiere imponer su credo? Hay que decirles «no». Tu casa es tu castillo.....Luis Ventoso

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