Colón, Cervantes, don Pelayo, doña Rogelia, las estatuas –incluso ecuestres–, Carlos III, la Ilustración, hablar francés»
Colón, Cervantes, don Pelayo, doña Rogelia, las estatuas –incluso ecuestres–, Carlos III, la Ilustración, hablar francés. Las murallas de Ávila, Santa Teresa de Jesús, Concha Velasco, las catedrales; también la de León. Los trajes regionales, los Torozos, Recaredo, Recesvinto, Miramamolín, los Reyes Católicos, las Leyes de Indias, los derechos humanos, la Junta de Valladolid, fray Bartolomé de las Casas, el cacao, aunque tenga grumitos, América entera. La fauna, el lince ibérico, Félix Rodríguez de la Fuente. Los portugueses, ir a Fátima, María la Portuguesa, Carlos Cano, María Dolores Pradera, los Payasos de la Tele –y no Fernando Simón y Pedro Duque– .
La Plaza Mayor de Valladolid, la de Madrid, el vermú, un negroni, el champán, los sábados, los domingos, el columnismo, el periódico, el ABC. Las tertulias, los cafés y la poesía. Los modales, el buen gusto, los hombres que todavía usamos bóxers. La empresa de más de dos trabajadores, la escuela concertada, la meritocracia. El Real Madrid y los collares de perlas. La Transición, Felipe González, el PSOE –más allá de Pedro Sánchez–, la autarquía, el estado de excepción, el de alarma, Pérez de los Cobos, la Justicia. Los cuentos con final feliz, las princesas, los matrimonios indisolubles, la paga extra, Navidad, El Corte Inglés. La corbata… los tirantes ni les cuento. Las capas, incluidas las pardas, Bercianos de Aliste, la Semana Santa. Los gigantes y cabezudos. Las vascongadas, la boina, la txapela, la faja, el mono azul, los tractores, las fábricas, Nissan y Renault. El ferrocarril, las burras, el lechero, el lechazo. Alfredo Landa, el turismo, las suecas, cualquier mujer atractiva, las feas, los pendones, las prostitutas, los jueces de paz. La querida, aunque sea de Podemos. Gila, la camisa roja, Italia, Indro Montanelli, un ‘gelato’, ir a Lourdes, el estraperlo.
Los toros, Goya, Joaquín Sabina, los puros, José María García, los sanfermines, Chapu Apaolaza, Castilla –la vieja y la nueva–, las provincias, un apartamento en Torrevieja, los pantanos, la playa, la hora de la siesta, la radio, Marconi, Induráin, el Tour de Francia, el helado al corte, la sandía, los gitanos y los payos. La gaseosa, los ultramarinos, el jamón, el Ramadán. Julio Iglesias, las marchas militares, el reggaeton.
La ropa de Zara, el 5G, Bill Gates, Internet, las mascarillas, la carne roja, las vacunas. La clase media, la luna, Armstrong, la NASA, el espacio exterior. El dinero físico, la cartilla de ahorros, las viudas, los mellizos, los trillizos, las familias numerosas, los abuelos. Los pisos de protección oficial. Los cuadernillos Rubio, escribir bien, la aristocracia de espíritu, tener una buena biblioteca. Mi verano en La Mudarra, Fernando Fernán Gómez y las bicicletas. El humor. Todo esto y el resto de la página – JM. Nieto y Miranda incluidos–.
Para esta nueva horda de bárbaros que arrasa estatuas, comercios y todo lo que pilla a su paso –porque no han leído en su vida y no cogerán un libro ni para quemarlo–, todo es fascista. Y ahora viene la dirección general de diversidad sexual a decir que los sellos españoles también son fascismo. Sólo les ha faltado hueco en Twitter para añadir que la democracia, la igualdad de facto, cualquier sinónimo de libertad, nuestra civilización, España, el Código Civil y el que escribe, también lo son.....Guillermo Garabito
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