Dos «guerras de las banderas» después (en los 80 y en los 10), el Supremo da la razón a Suárez y Carrillo
¡Ay, con las banderas! Decía Cayetana Álvarez de Toledo a este periódico el domingo que Pablo Iglesias engarza con los rupturistas de la Transición, los que se quedaron fuera del pacto constitucional, los que no quisieron asumir la llegada de la Democracia: aquellos rupturistas son hoy los que pactan con los herederos de ETA, o con los golpistas, o los que blanquean la violencia en según que casos (por ejemplo, como hemos leído, la del FRAP). Ese antifranquismo que no sólo no era democrático, sino que era violento. Aquellos rupturistas de entonces hoy están en el Gobierno, o apoyándolo. Podemos, Bildu y el independentismo unilateralista catalán. Ser antifranquista no es igual que ser demócrata.
Pues bien, esos son los
que llevan cuarenta años dando la matraca con las banderas: despreciando la enseña constitucional y forzando cada poco la Ley para tratar de erosionar la Democracia. En estas cuatro décadas ha habido dos «guerras de las banderas». La primera fue en los años 80, con HB quitando enseñas y el PNV mirando hacia otro lado. La segunda, en Cataluña en los años diez, con el nacionalismo catalán travestido en independentismo unilateral fuera de la Ley. Un jueguecito agotador que por fin ha llegado a su fin, con la lentitud propia de la Justicia, pero con su demoledora contundencia.
Con lo bien que cerraron el asunto los reformistas en la Transición, los de dentro y los de fuera, con el PCE concurriendo en igualdad a las elecciones del 15-J del 77 y Santiago Carrillo aceptando la bandera rojigualda. Aquello simboliza la Transición. Sin embargo, esos rupturistas que nunca aceptaron el abrazo llevan forzando la Ley con las banderas cuarenta años. La machacona provocación del cobarde que esconde la mano. A ver si ahora que el Supremo ha fijado doctrina se atreven a seguir dando la matraca.....Juan Fernández-Miranda
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