Los trabajos de recuperación en Galicia y
el confinamiento de los
últimos meses afianzan su presencia en la comarca
No hay datos del número de ejemplares de oso pardo que hay en el Bierzo pero los proyectos en marcha en Galicia, unidos a la labor que desde hace más de dos décadas realiza la Fundación Oso Pardo en el norte de la provincia de León, desde Laciana a Picos de Europa, hacen pensar que el número es creciente como zona de paso hacia las sierras de los Ancares y Courel, más con el confinamiento de los últimos meses.
Los datos oficiales de los censos se ofrecen siempre a nivel poblacional, explican en la Fundación Oso Pardo. Es decir, se censan las hembras con crías y se estiman los ejemplares totales (un número aproximado) en las dos subpoblaciones cantábricas, la oriental y la occidental. Esta última es la que incluye a los ejemplares que se mueven por el Bierzo, «pero no hay un dato referido específicamente para la comarca», explica un portavoz de la Fundación.
Óscar Rivas, biólogo de la Asociación Gallega de Custodia del Territorio, que trabaja con la Fundación Oso Pardo y la Xunta de Galicia en un proyecto Life para recuperar la especie en la Sierra del Courel, en Lugo, explica que «probablemente el oso nunca haya desaparecido del todo de Galicia, ya que la zona más oriental de los Ancares siempre ha sido una zona en la que ha habido incursiones esporádicas de la especie, incluso cuando la población cantábrica pasaba por sus horas más bajas».
Actualmente, añade en declaraciones a este periódico, esa presencia se ha consolidado fruto del crecimiento continuado de la población en las zonas de presencia constante de Asturias y León. «De esta forma, los osos ya son habituales en la zona de los Ancares y han llegado a la sierra del Courel, donde poco a poco recuperan territorios en los que habían desaparecido hace más de un siglo. Incluso se han detectado incursiones en la provincia de Orense, en las montañas del Macizo Central y de Trevinca».
Ese paso, de Lugo a Orense, puede que sea por el Bierzo, frontera entre Galicia y las zonas más oseras de Laciana y el Alto Sil. «El Bierzo es una comarca limítrofe con otras zonas de León donde la población siempre se ha mantenido, por lo tanto la zona montañosa del Bierzo es una de las zonas de expansión de la población occidental de oso pardo. Además algunos valles del Bierzo, probablemente, actúan como corredores por donde los osos llegan a la sierra del Courel», explica Rivas.
Pese a los avances de las dos últimas décadas, no se plantean plazos para la recuperación del oso pardo en Galicia. «La recuperación del oso es un proceso natural que se fundamenta en un intenso trabajo de conservación para reducir las causas de mortalidad no natural de la especie, a través del cambio de percepción para con la especie de la población rural en particular y de la sociedad en general. Todo esto acompañado de la protección y mejora del hábitat de nuestras montañas, cuyo territorio se ha incluido en un alto porcentaje dentro de la Red Natura 2000».
Y es que este proceso de recuperación en zonas donde el oso no ha estado presente desde hace muchas décadas «se requiere de medidas de sensibilización y acompañamiento de la sociedad local», explica este experto. Una historia parecida a la que se vivió en Laciana y el Alto Sil hace 30 años.
Luis Fernández, técnico de la Fundación Oso Pardo (FOP) y testigo de la paulatina recuperación de la especie en el núcleo occidental cantábrico y su expansión hacia las sierras de Ancares y Courel, asegura que el confinamiento ha favorecido su inclusión, ya que poco a poco se gana la confianza de una población dispuesta a compartir territorio. «Los osos se van socializando cada vez más desde hace años y de alguna forma, también a ellos se les ha notado algo más de confianza al estar los pueblos confinados», aunque esa presencia en el entorno de los municipios «ha sido en general durante la noche», asegura
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