La formación liderada por Santiago Abascal culpa de los destrozos a «Podemos, PSOE y sus aparatos de propaganda» por «señalarles»
Los cristales de la sede nacional de Vox, en Madrid, han aparecido reventados «a martillazos» y «pedradas» este jueves. No es la primera vez que sufren un agravio de estas características en uno de sus cuarteles políticos. Así, a tres días de las elecciones generales del 28 de abril la formación liderada por Santiago Abascal añade un nuevo ataque a su lista de escraches y destrozos en lo que lleva de campaña electoral.
En un acto en Guipúzcoa, en el centro Kursaal, durante la semana pasada, los asistentes fueron increpados y agredidos por radicales de la izquierda abertzale que se manifestaron contra un mitin de Abascal en las inmediaciones. La sucursal de Vox en la provincia, de hecho, denunció al responsable de la Comisaría de la Ertzaintza de San Sebastián por «ineficacia» después de la violencia que padecieron los simpatizantes. Además, también fueron acosados por manifestantes en sus actos en Bilbao y en Barcelona.
La sede nacional de VOX ha sido apedreada esta madrugada. Podemos, PSOE y sus aparatos de propaganda nos señalan y otros tiran las piedras.
Este 28 de abril la #EspañaViva les responderá en las urnas sin miedo a nada ni a nadie 🇪🇸 pic.twitter.com/pDV825PPp2
VOX 🇪🇸 (@vox_es) 25 de abril de 2019
En un mensaje en la cuenta oficial de Twitter, el partido culpa de los destrozos a «Podemos, PSOE y sus aparatos de propaganda» por «señalarles». Tras las elecciones andaluzas del dos de diciembre, donde Vox irrumpió en el Parlamento andaluz con doce diputados, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, insistió en la necesidad para «frenar» la extrema derecha y «proteger el Estado de bienestar». Sus palabras fueron precisamente decretar una «alerta antifascista». En aquel momento, el líder de Podemos aseguró que con la llegada del partido estaba «en juego el futuro y la democracia de España».
Lo cierto es que desde los comicios andaluces Vox ha sido objetivo de múltiples ataques tanto a su sede como a sus simpatizantes y dirigentes directamente. Abascal llegó a denunciar durante un desayuno en el Club Siglo XXI, en enero, que han sufrido «pintadas con amenazas de muerte, golpes con un extintor en la cara a un militante o el lanzamiento de cohetes en actos de terrorismo
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