Estaba claro que Pedro Sánchez no tendría ningún escrúpulo a la hora de aprovechar los recursos que le facilita la Presidencia del Gobierno para su campaña electoral y su ya delirante proselitismo demagógico. Pero lo que sucede estos días supera con mucho lo que es el abuso del privilegio y el clásico ventajismo. Estos días se multiplican las razones de alarma. Ya no están solo en el lenguaje prepotente y despreciativo hacia los adversarios políticos y la oposición como no se recordaba en España. Lenguaje y tono que evoca directamente aquel Parlamento de la II República que Sánchez declara ejemplar y su gran referente. Aquel Parlamento en el que se hacía apología de la violencia para imponer la dictadura del proletariado y se amenazaba de muerte a la oposición. Amenazas no siempre vanas. Ni siquiera son el peor signo de alarma esos supuestos «decretos sociales» que nada tienen de sociales, porque sus efectos devastadores sobre la economía y el empleo son ya perfectamente previsibles. Que son pura compra de votos al estilo más zafio, con un aumento del gasto para el erario que la sociedad española pagará muy caro y sin mucho esperar. Que demuestran no solo la irresponsabilidad del Gobierno y la mayoría que lo apoya. Todos ellos son culpables directos de todo el daño que ya están haciendo.
También demuestran, por si alguien todavía lo dudaba, que a Sánchez el bienestar, la seguridad y el futuro de los españoles le importan una higa. Por conseguir engañar a una mayoría que le garantice la prolongación de su delirante paso por la Presidencia del Gobierno es capaz de dinamitar hasta los más elementales equilibrios y anclajes de la economía nacional. Es imposible no asociarlos a los más catastróficos referentes del izquierdismo iberoamericano. Practica la limitación de precios de alquileres con desprecio a la propiedad como los comisarios de Chávez obligaban a los comercios a bajar los precios de los productos. El ingenuo público venezolano aplaudía los precios más bajos. Hoy come basura.
Con ser todo esto gravísimo, la máxima alarma llega de la ofensiva ideológica en la Administración del Estado. Las cuentas oficiales de servicios, cuerpos y organismos estatales han aparecido con llamamientos ideológicos feministas en adhesión a la agitación para la grotesca convocatoria de huelga de mujeres para el 8-M. Estremece ver que se convoca desde los ministerios y órganos estatales. Escalofriante es ver la cuenta oficial de la Guardia Civil con el mensaje del feminismo de guerra ideológica de género del izquierdismo más radical. Peor aún, ver los mensajes en Twitter del Instituto Armado en los que miembros uniformados se unen a una fantasmal y demagógica campaña contra la «pobreza infantil», un remedo de aquella alarma cínica y falsaria contra la supuesta hambruna infantil que convocó Manuela Carmena en campaña electoral. Por este camino no tardarán en usar a la Benemérita para sacar de madrugada de sus casas a quienes se nieguen a participar en esta repugnante orgía de demagogia izquierdista que es la actualidad mediática del sanchismo en el poder...Hermann Tertsch
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