|Hagan juego señores! Pero las promesas, como las palabras, se las lleva el viento
Lo escribí hace unos días y lo reitero hoy: el binomio «política+economía» es la bestia negra de la empresa española. Y es que la incertidumbre creada por un Gobierno inestable y la influencia de sus decisiones sobre el devenir económico del país, también muy afectado por las borrascas que vienen de fuera, tiene a los grandes empresarios españoles al borde de un ataque de nervios almodovariano.
Piensan nuestros líderes empresariales que de las urnas del próximo 28 de abril saldrá un Gobierno igual de débil que el actual, lo que influirá en la marcha de sus negocios, como está pasando ya. Tiren de «biomio»: la incertidumbre no es buena para la economía, por tanto, tampoco lo es para aquellos que se dedican a invertir y a dar trabajo a los ciudadanos, hoy mucho menos optimistas que hace apenas nueve meses. Y si no hay crecimiento, no hay inversiones, ni nuevo empleo, ni subidas de sueldo... Al final, un ciclo más. Solo les quedaría esperar y ver o... actuar.
Pues dicho y hecho. El segundo camino les viene bien. Y ya que estamos en campaña -el Ejecutivo de Pedro Sánchez lo está, desde luego, más que «viernes sociales» son «electorales»- por llamar a Moncloa que no quede. ¿Y qué hay de lo mío? ya saben. El asunto es que flota en el ambiente que los principales ejecutivos del Ibex 35 -la crème de la crème del empresariado español o, al menos, una buena representación- ahora apuestan a rojo. Entendiendo por rojo, con todo el respeto, a la izquierda española. Nada de centro, eso no cuela. No sé si por aquello de que «más vale lo conocido...» ahora parece que los empresarios de este país han decidido que mejor apostar por Sánchez si su apuesta es pactar después con Ciudadanos para evitar a separatistas y nacionalistas. Los números no dan para gobernar, cierto, pero si pueden hacer algo porque esta sea la opción de gobierno y sumen más, a ello.
Algunos guiños a su causa ya están sobre la mesa. Por ejemplo, ABC destapaba que Fomento ha disparado la licitación en obra pública antes de las elecciones y que tiene previsto invertir hasta 10.000 millones de euros en proyectos de infraestructuras hasta acabar el primer semestre. Incluso me hablan ya del cambio de talante del titular de dicho Ministerio, José Luis Ábalos, que ahora está muy por la labor de revertir la tendencia y ha trasladado ya su intención de destinar más capital a obra civil en lo que queda de año. ¿Es o no es una razón para cambiar de color político? Y así con todos. Les freirán a impuestos, sí, pero vivirán del Presupuesto -«creen»- para poder burlar mejor la crisis que viene.
¿Y en cuanto pasen las elecciones? Las lógicas rebajas si finalmente repite Sánchez. Las promesas, como las palabras, se las lleva el viento, y la ministra Montero ya va contando por ahí que si después no se puede costear todo el gasto social aprobado, y por venir, se tirará de lo único que se puede: recorte de inversiones. Ustedes sabrán queridos empresarios. Yo no me la jugaba todo al rojo...María Jesús Pérez
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