Durante dos años, la investigación sobre los supuestos vínculos secretos del presidente Donald Trump con Rusia ha generado cientos de titulares y portadas y llenado páginas e informativos en los medios españoles. Cualquier indicio, movimiento o comentario de los enemigos del presidente que participaban o reportaban en esa investigación dirigida por Robert Mueller era noticia destacada. Y motivo de esos imperecederos titulares como «Se estrecha el cerco», «Trump contra las cuerdas» o el ya mítico «Trump acorralado», repetidos sin pudor. Se agotaron los calificativos para las culpas supuestamente probadas de Trump en estos 694 días de la mayor operación de escrutinio personal jamás hecha a un presidente norteamericano.
Resulta por eso divertido que ahora que se ha cerrado y entregado a la Fiscalía el resultado, Trump y Mueller desaparecieran ayer de las portadas digitales de los medios españoles. Se perdió todo interés. En las televisiones solo informaban del cierre de la investigación, pero ocultaban su conclusión principal. Por una razón muy evidente: el informe es un colosal e infinito fiasco para los enemigos de Trump. Y un gran regalo para el presidente y los republicanos que afrontan ahora la reelección casi con tranquilidad. Mientras se devoran entre sí las legiones de ultraizquierdistas en las primarias del Partido Demócrata.
No se conoce el contenido el informe y es probable que solo se conozca parcialmente, porque la investigación ha entrado hasta las zonas más sensibles y secretas de la administración. Todo en busca de algo que pudiera satisfacer las ansias de imputar a Trump para derrocarle y corregir así un resultado electoral que jamás ha sabido aceptar el partido de la fracasada Hilaria. Han vuelto a fracasar. Toda la investigación de cuerpos federales con el FBI y sus jefes enemigos acérrimos de Trump y las decenas de millones de dólares gastados no han servido para nada. Ni siquiera las nada ortodoxas formas de extorsionar y ofrecer, a cambio de pruebas contra Trump, ventajas judiciales a gentes imputadas por asuntos ajenos al presidente, han logrado montar un caso para encausar a Trump ni a nadie de su familia. Nunca se ha investigado tanto a alguien y por muchas cosas estéticamente cuestionables que hubiere en el informe, no hay causa, luego no hay nada. Nada.
Los demócratas estaban ayer aturdidos al ver destruido su arma favorita contra Trump: probar que trabajó con Rusia para ganar las elecciones. Para imputarle y destituirle. Querían acabar con él a mitad del primer mandato. Pues van a tener dos. Ahora pretenden que se publique todo el informe, lo que saben no será posible. Es un esfuerzo desesperado por mantener viva la duda. Los medios de EE.UU., con excepciones, la más fanatizada oposición al presidente, hacían ayer puro contorsionismo conceptual y lanzaban torpes dudas para mantener alguna sospechas. Es inútil. Veremos si algún medio o periodista, por distinguirse de los demás, pide perdón por las acusaciones de terribles culpas ya declaradas infundadas. Auguro que van a ser pocos a ambos lados del Atlántico.....
Hermann Tertsch
https://www.abc.es/ MRF
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