Para Sánchez no hay otra salida que cambiar de socios. Pero conociéndole, seguro que la está buscando
No tengo ningún inconveniente en respaldar la consigna del Gobierno en esta hora crítica: «Juntos venceremos», referida a las crisis sanitaria y económica con que se enfrenta España. «La unión hace la fuerza», reza un dicho tan antiguo como la humanidad, y la historia está llena de ejemplos de pocos bien avenidos derrotando a muchos mal aliados. Y ese precisamente es el punto flaco de la alianza que Pedro Sánchez intenta formar contra el virus que causa centenares de muertos diarios entre nosotros y la bancarrota que nos amenaza. Su propio Gobierno muestra una falla tectónica que ríanse de la de San José Valley, con un Pablo Iglesias dispuesto a poner en práctica un programa social bolivariano, a defender abiertamente
la república y a desafiar al Poder Judicial si no le gustan sus sentencias. Mientras el otro pilar de su Gobierno, los nacionalistas, le miran cada vez con más desconfianza y han visto en la pandemia una vía más rápida para la independencia. Del «España nos roba» de la fase anterior, aunque quien resultó que quienes les robaban eran los pujolistas, han pasado a «España nos mata», como acaba de apuntar la portavoz de Torra, al decir que «en una Cataluña independiente no se hubieran producido tantos muertos como bajo un Gobierno que reaccionó tarde y mal a la pandemia». Lo que no dijo fue qué su govern ha cometido errores más graves.
Con estos compañeros de viaje se atreve Sánchez a pedir al PP que apoye su «comisión para la reconstrucción». Lo primero que habría que pedirle es que solicitara a sus socios que se unan al proyecto, pues troceando España, como buscan los secesionistas, y «chavizanizándola», como pide Podemos, no hay reconstrucción, sino demolición. Y si no acceden, romper con ellos y buscarse otros socios. Pues dejar en manos de Iglesias la economía es como meter a la zorra en el gallinero, y permitir a Torra que redibuje el mapa de España es como poner a un pirómano a combatir un incendio.
Para Sánchez no hay otra salida que cambiar de socios. Pero conociéndole, seguro que la está buscando. Intenta ganar tiempo rechazando que la citada comisión debata quién la presidirá y cuál será su agenda. Que empezara a llegar dinero de Bruselas le vendría de perlas, pero eso lleva su tiempo, pues hay que fijar las cantidades y las condiciones. Desde luego, será dinero a devolver no regalado. Como más pronto, junio. Y la situación española empieza a ser crítica. Pymes y autónomos están con el agua al cuello, el dinero dispuesto por el Gobierno no acaba de fluir y las cifras de paro, como las de déficit, puede ser astronómicas a partir de mayo. Lo que significa que el otro eslogan gubernamental «Un día menos» (por salir a flote) puede convertirse en «Un día más» (ahogándonos). Suele ocurrir a quienes confunden política con marketing y la ponen en manos de un vendedor de crecepelo sin enterarse de que lleva peluquín. Aunque más que ineptos, son ignorantes.....José María Carrascal
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