Sánchez sigue citando la falsa estadística que presentó la OCDE el lunes y retiró después
Confieso que no sé qué es peor, si ser mentiroso o ser incompetente cuando se gestiona una pandemia como la que nos está asolando. Si es que no estamos ante un caso de ser ambas cosas a la vez. Hemos pasado dos días de polémica por la estadística de la OCDE sobre el número de pruebas realizadas en España por el coronavirus. El lunes la organización situó a España en el octavo puesto de los países miembros y ayer tuvo que corregir y relegar a España al decimoséptimo lugar. Las autoridades españolas rápidamente echaron la culpa a la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico por haber sumado unas pruebas, las serológicas que se hacen extrayendo sangre, que
no son contabilizadas por la OCDE y las pruebas PCR que sí son consideradas válidas. Las PCR son las que se hace mediante la introducción de un bastoncillo con algodón en cada orificio nasal. Lo que quiere decir que el Gobierno español, que en España no contabiliza las pruebas serológicas, se las mandó a la OCDE a ver si allí sí colaban. Porque esta estadística no es sobre los resultados de las pruebas sino sobre el número total de pruebas realizadas. Ahí convenía engordar la burra. Y tampoco se entiende por qué lo enviaron, porque el criterio de la OCDE no incluye en esa estadística ese tipo de prueba. No se sabía si era una muestra más de incompetencia del Ministerio de Sanidad o un intento de meter un gol. Ayer quedó bastante claro que era más bien lo segundo.
La prueba del algodón de las mentiras del Gobierno se produjo el lunes por la mañana cuando tanto Pedro Sánchez como Salvador Illa salieron a felicitarse por la estadística de la OCDE. Porque si no estaban mintiendo, la cosa era casi peor: así se demostraría la incompetencia flagrante del Gobierno al no conocer ni las cifras más básicas de esta crisis. Llevamos casi dos meses esperando a que la sanidad pública haga pruebas a todos los españoles y el presidente y el ministro de Sanidad ni siquiera saben cuáles son las cifras reales. Sale una cifra errónea en la estadística de la OCDE y en lugar de avisar a la organización de que se están equivocando, se lanzan a las redes a celebrar el dato erróneo.
Lo malo es que el propio Sánchez demostró ayer por la tarde en la rueda de prensa para hablar de la progresiva flexibilización de la reclusión que se cree sus propias mentiras. Porque a pesar de que el mismísimo Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, desmintió la estadística ayer por la mañana y anunció que España quedaba relegada al puesto diecisiete, Sánchez volvió a citar la falsa estadística del lunes. Supongo que la sección de agitación y propaganda de La Moncloa dirá que Sánchez no mintió porque dijo que el lunes la OCDE había situado a España entre los diez países con más pruebas realizadas, lo que ciertamente hizo. Simplemente Sánchez no mencionó que el martes la OCDE se desmintió a sí misma. Pero es un detalle menor.
En este contexto cualquiera puede echarse a temblar cuando Sánchez nos decía ayer que el avance del proceso de salida de la reclusión «se decidirá por criterios objetivos». ¿Qué criterio objetivo vale con Sánchez? Todas sus comparecencias se sustentan en las aportaciones que dice le han hecho los «expertos». De forma que nada de lo que hace es responsabilidad suya. Lo es de unos anónimos especialistas a los que no les vemos la cara. En estas manos estamos. Me encantaría creerme el calendario de levantamiento de la reclusión que dio Sánchez ayer. Pero ni loco me lo creería.....Ramón Pérez-Maura
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