Pedro Sánchez en Arco repartió su tiempo electoralmente: algunos jóvenes, algunos catalanes, algunos partidarios. Y todo para acabar diciéndole a Helga de Alvear -refinadísimo comentario artístico- que Cate Blanchett «es la actriz más bonita del mundo». Si lo hubiera dicho yo, especialmente en Arco, me habrían llamado baboso, acosador, cerdo machista. «Y fascista», como le ocurre a Abascal. Además, yo siempre he creído que la actriz más bella es Rebecca Hall.
Pero no me sorprende tanto lo que Sánchez intentó hacer en Arco como que le funcionara: es decir, forma parte de las obligaciones de un presidente de izquierdas tomar el pelo a los modernitos, pero sorprende que tan listos que se creen, y tan conceptuales, y tan profundos, se traguen la pantomima en lugar de denunciarla. Me pareció más sincero, y más emotivo, el homenaje que el presidente Rajoy hizo a las alcachofas que las escenificaciones de Sánchez para aprovecharse de este artisteo de «pam i pipa» y de las graves vicisitudes de las que sin duda habrán sido víctimas para haber acabado haciendo lo que hacen.
El mayor mérito del arte moderno español es el complejo de inferioridad que consigue crear en los que cuando ven aquello no les gusta y en lugar de decirlo, fingen entusiasmos infundados. Lo más genial de estos chicos no es su obra sino que hayan conseguido que siempre haya quien la pague. ¡Me quito el cráneo! Es un logro extraordinario, y a qué precios. Son el Lazarillo moderno, comiendo uvas «tres a tres» con su viejo ciego.
Si más allá de su enfermizo afán por el postureo, inevitablemente cortoplacista, Pedro Sánchez quisiera de verdad apoyar el arte y la cultura de nuestro tiempo, estaría bien que frecuentara los restaurantes de la alta cocina española. La gastronomía es la única disciplina artística que en el mundo entero lideramos. Además, ni es deficitaria ni sus genios han exigido nunca nada a ningún Gobierno, ni han tenido la desfachatez de dar lecciones de geopolítica o democracia. Si no quiere el presidente moverse de Madrid, puede ir a Dstage, a Coque o a Kabuki; en Rentería puede conocer el Mugaritz de mi hermano Andoni Adúriz; en el Puerto de Santamaría el Aponiente de Ángel León; y en Barcelona le recibiremos estupendamente en Enigma, en Pakta, en Gresca, en Niño Santo (cuando abra el 19) en Slow and Low y en Tickets.
Presidente, los chefs españoles son los artistas más creativos del mundo. Arte, vanguardia, liderazgo mundial, creación de riqueza, puestos de trabajo, ninguna afectación ideológica. Talento y libertad. Genio que tira del gran carro de l.a Humanidad. Ve sin miedo y de mi parte, yo llamo y te preparo el menú para que no te metas en jardines de novato. Te sentirás más seguro, más feliz y menos ridículo que en Arco.
Y hasta puedes invitar a Cate Blanchett, y deslumbrarla, y quién sabe. Nuestros genios -los de verdad- nunca fallan......Salvador Sostres
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