Suma y sigue la conversión del PSOE en un partido de extrema izquierda en la pugna que mantiene con el movimiento populista para hacerse con un puñado de votos. En un momento crítico en que la Corona representa más que nunca la unidad del Estado, ahora que arrecian los ataques desde varios frentes, los socialistas dan un paso decisivo hacia su autodestrucción como partido de Estado y apoyan la idea de Iglesias -que cada vez es más el que manda- de propiciar la despenalización de los delitos de injurias al Rey y los ultrajes a España que ahora se recogen en el Código Penal.
El cerco a la Monarquía parlamentaria, el sistema votado por el 88,54 por ciento de los españoles que ha dispensado el más prolongado periodo de paz y prosperidad a España en su larga historia, es cada vez más evidente. Y más grave, pues viene con el consentimiento del llamado «Gobierno de expertos», el remoquete con el que la prensa afín al sanchismo celebró la llegada del equipo del doctor copión a La Moncloa. Expertos sí... pero en no dejar títere con cabeza.
Ya sabíamos que la grey populista, y su comunismo pantuflero de chalé serrano con piscina y seguridad pagada por todos, estaba en eso, que su objetivo final no es otro que darle una estocada a la Monarquía y traernos una república popular, modelo Caracas quizás, esa en la que el disidente es arrojado por la ventana de la comisaría y el pueblo huye porque se muere de hambre. Lo que no esperábamos del todo (aunque apuntaba maneras) era que Sánchez metiera al PSOE en una operación de acoso a la Corona que la deje desprotegida y al albur de que cualquier necio quiera hacerse el machote injuriando el jefe del Estado. Porque el Rey nunca se va a ir a juzgado a denunciar a otro español. Insultar al Rey o ultrajar a España no son actos privados, son una agresión al Estado.
Gracias al sanchismo nos lloverán, pues, los Valtonyc, los Hasel y otros zopencos sociales, y se multiplicarán las ofensas a las víctimas del terrorismo, que tampoco será delito hacerse de vientre en la bendita memoria de los que murieron por la libertad de todos. Porque, según Alberto Garzón, «la libertad de expresión ha de prevalecer». A nadie engaña... Es el cerco a la Corona lo que está detrás de esta barra libre a la ofensa. Y a esta ronda invita el doctor Sánchez, el lince del besamanos....Álvaro Martínez
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