El hombre que posó de esta guisa junto a un guardia civil y cuya foto ha viralizado el independentismo tiene un chanchullo en su expediente municipal que le persigue desde hace meses.
Dicen que todas las revoluciones
tiene su imagen icónica. Y en el imaginario de los independentistas,
tras los sucesos ocurridos en Cataluña este miércoles -con la operación
de la Guardia Civil contra la trama que organizaba el
referéndum ilegal del 1 de Octubre-, una fotografía se ha hecho viral
entre los simpatizantes de la causa que lideran Carles Puigdemont y Oriol Junqueras.
La instantánea en cuestión se produjo en la mañana del miércoles frente a la sede de la Consejería de Gobernación de la Generalitat. En ella, un hombre con una nariz de payaso posaba junto a uno de los agentes de la Guardia Civil
que custodiaba el edificio, mientras sus compañeros procedían a
efectuar varios registros. Pero el hombre en cuestión no era un
espontáneo de los muchos simpatizantes del independentismo que se
movilizaron.
Se trata de Jordi Pesarrodona, concejal de Esquerra Republicana en la localidad de Sant Joan de Vilatorrada, un municipio barcelonés situado a tres kilómetros de Manresa. En concreto, Pesarrodona ostenta la Concejalía de Juventud y Educacion Libre, Infancia, e Igualdad, Cooperación y Ciudadanía. Es, además, el cuarto teniente de alcalde del Consistorio.
"Lo que están haciendo es absolutamente ilegal, pero por
mucho que nos provoquen no conseguirán evitar que votemos", dijo tras
protagonizar su acción, antes de llamar a la "población catalana" a usar
"sonrisas, claveles y narices de payaso". Y es que Pesarrodona es, también, actor
Pesarrodona, que colabora también de forma habitual con el diario Naciodigital, se presenta como "comediante de carrera" y presume de haberse formado "con grandes maestros de las artes como Michel Dalerre". Fundador de la compañía de teatro Gog i Magog, se autoproclama especializado en "grandes eventos de la cultura tradicional".
No obstante no es ninguna de sus obras de teatro la que le ha hecho famoso en todo el país, sino la fotografía de su gesta. Y ello tiene un precio: la repudia pública de muchos españoles y que su currículum quede expuesto.
Y no destaca por ser un concejal brillante sino uno acusado
de usar su cargo para ganarse unos ingresos extra. El pasado mes de
noviembre, el edil de Esquerra saltó a las primeras páginas de los diarios comarcales porque los tres partidos que integran la oposición -Compromís por Sant Joan, PSC y PP- acusaron a Pesarrodona le acusaron de oficiar bodas en restaurantes de la zona previo pago, como sobresueldo.
Dieron la voz de alarma los socialistas cuando se percataron de que de la docena de parejas que Pesarrodona
había casado en 2016, ninguna era vecina del municipio sino de otros
cercanos. Y que en varios casos el concejal se había desplazado a
restaurantes para oficiar los enlaces. Supuestamente, a 150 euros el
casamiento.
Pesarradona puso como excusa que estaba en
esos restaurantes como "actor y animador" pero añadió, "que yo
recuerde", no haber coincidido como oficiante del enlace y luego como
animador de la fiesta posterior obteniendo una remuneración por ello.
El asunto nunca se aclaró a pesar de que el equipo de gobierno al que pertenece cerró filas con él.
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