«No existe la ciudadanía de Cataluña; existe la ciudadanía de un país», ha razonado Savater, para el que ligar la mentada ciudadanía a aspectos terrenales sería volver a la época medieval. Concretamente, se refirió al carlismo como el «gran mal» de la democracia española, focalizado especialmente en Cataluña y País Vasco. «Siempre he dicho que es un problema de educación y deseducación, de no contar las cosas como son», ha expuesto el escritor en la rueda de prensa celebrada con motivo del premio Antonio de Sancha que la Asociación de Editores le ha concedido.
Savater, que alberga esperanzas de que éste no sea «un punto de no retorno», azotó con severidad a sus colegas intelectuales catalanes. En ese sentido, alegó que «sobra cobardía» –aunque nunca vio tanta como cuando vivió en el País Vasco– y lo achacó al afán por contentar a las masas que asola a muchos de ellos. «Los intelectuales somos como las putas: vivimos de gustar. Y eso hacen muchos, arrastrarse por el fango», ha dicho.
Preguntado por si cree que la actitud del Gobierno ha sido la que correspondía, Savater ha opinado que se ha hecho poco en estos cinco años. «Defender la ley es la principal misión de los gobernantes; el diálogo ha sido exageradamente grande», ha comentado, al tiempo que se mofaba de la concepción de «democracia» que muchos tienen en Cataluña: «Hay quien piensa que poner una urna en la calle es democracia».
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MRF
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