Antonio García Carbonell; Félix Vidal Anido; Pedro Antonio Seco
Martínez; Antonio Troitiño Arranz… Son sólo algunos de los nombres que
conforman la lista de violadores y terroristas liberados en España por
orden del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, etarra y
reincidente que, una vez en la calle, han reincidido en sus delitos. Se
une a todos ellos el conocido como ‘violador del ascensor’, quien, ahora
lo sabemos, se convirtió poco después de su libertad en el ‘violador de
La Paz’, zona en la que agredió sexualmente a cuatro mujeres antes de
ser detenido.
El resumen: que cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) decidió derogar la doctrina Parot, impuso a la sociedad española la excarcelación de presos peligrosos. Muchos de ellos -así lo advirtieron desde Instituciones Penitenciarias y profesionales de la psicología- volverían a delinquir poco después de su puesta en libertad.
Pese a estas advertencias, el Gobierno de Mariano Rajoy, que prometió que estudiaría los casos de excarcelación de manera individual, aprobó la salida en masa de un centenar de presos -78 de ellos terroristas, una docena de violadores, varios pederastas y asesinos- sin estudios caso por caso y sin imponer medidas de vigilancia. ¿El resultado? Esa lista de la vergüenza con que comenzábamos esta carta.
Hablando de vergüenza, ajena es la que nos produce la actuación de los separatistas catalanes, que ahora han anunciado su intención de pedir… ¿auxilio? a las instituciones internacionales frente a lo que Guardiola sin duda describiría como terrible opresión del Estado español. Mientras, en el Congreso se prepara para la semana próxima una moción del PDeCAT que insta al Gobierno a "acordar con el Gobierno de la Generalitat la celebración de un referéndum de autodeterminación" -erre que erre- con el objetivo de "que los catalanes se pronuncien sobre el futuro político colectivo de Cataluña". Amigos… se nos viene encima otra jornada espectáculo.
Al otro lado del Atlántico, lejos de entonar el mea culpa y desistir del intento de poner fin a la era Trump sin esperar a las urnas, los medios de comunicación continúan demostrando que, como explica Carlos Esteban, Donald Trump “es la ‘zona muerta’ en la persecución de ‘delitos de odio’, el personaje que, pese a ser el jefe de Estado electo del primer país de la Tierra, es permisible e incluso aconsejable odiar”. ¿Es eso sano para la democracia?
Por delante este viernes, un Consejo de Ministros que aprobará la ayuda de 430 euros para jóvenes menores de 30 años que ni estudien ni trabajen. ¡Sí señor! ¡Apostando por el esfuerzo y el mérito!
El resumen: que cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) decidió derogar la doctrina Parot, impuso a la sociedad española la excarcelación de presos peligrosos. Muchos de ellos -así lo advirtieron desde Instituciones Penitenciarias y profesionales de la psicología- volverían a delinquir poco después de su puesta en libertad.
Pese a estas advertencias, el Gobierno de Mariano Rajoy, que prometió que estudiaría los casos de excarcelación de manera individual, aprobó la salida en masa de un centenar de presos -78 de ellos terroristas, una docena de violadores, varios pederastas y asesinos- sin estudios caso por caso y sin imponer medidas de vigilancia. ¿El resultado? Esa lista de la vergüenza con que comenzábamos esta carta.
Hablando de vergüenza, ajena es la que nos produce la actuación de los separatistas catalanes, que ahora han anunciado su intención de pedir… ¿auxilio? a las instituciones internacionales frente a lo que Guardiola sin duda describiría como terrible opresión del Estado español. Mientras, en el Congreso se prepara para la semana próxima una moción del PDeCAT que insta al Gobierno a "acordar con el Gobierno de la Generalitat la celebración de un referéndum de autodeterminación" -erre que erre- con el objetivo de "que los catalanes se pronuncien sobre el futuro político colectivo de Cataluña". Amigos… se nos viene encima otra jornada espectáculo.
Al otro lado del Atlántico, lejos de entonar el mea culpa y desistir del intento de poner fin a la era Trump sin esperar a las urnas, los medios de comunicación continúan demostrando que, como explica Carlos Esteban, Donald Trump “es la ‘zona muerta’ en la persecución de ‘delitos de odio’, el personaje que, pese a ser el jefe de Estado electo del primer país de la Tierra, es permisible e incluso aconsejable odiar”. ¿Es eso sano para la democracia?
Por delante este viernes, un Consejo de Ministros que aprobará la ayuda de 430 euros para jóvenes menores de 30 años que ni estudien ni trabajen. ¡Sí señor! ¡Apostando por el esfuerzo y el mérito!
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