A mitad de
mandato el presidente de Castilla-La Mancha agoniza víctima de sus
errores políticos e incapaz de sacar los presupuestos. Amenaza con unas
elecciones que solo le perjudicarían.
Si un barón socialista salió más que tocado del 39 Congreso Federal ese fue el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Y es que a su debilidad orgánica en el nuevo PSOE de Pedro Sánchez suma su delicada situación política en su Comunidad: en minoría, abandonado a su suerte por su exsocio, Podemos,
y sin presupuestos a la vista, en plena negociación del techo de gasto
que el Ministerio de Hacienda va a discutir en los próximos días con las
comunidades autónomas.
Prueba del escaso afecto que Sánchez tiene hacia García-Page -uno de los susanistas más combativos contra él en el último año- es que el líder del PSOE no aprovechó su cita de este martes con Pablo Iglesias para tratar de mediar y lograr la reconciliación entre el presidente regional y el líder del partido morado en la región, José García Molina.
Los problemas que acechan a García-Page en los últimos meses provienen, en gran medida, de su dedicación exclusiva al motín contra Sánchez. Nunca tuvo interés en acercarse al PP -que le garantizó una cooperación leal que desdeñó hace dos años- y sumó sus votos a Podemos.
García-Page tiene soliviantados a los sanitarios, los docentes y los agricultores. Y los dependientes son su nuevo frente por sus incumplimientos.
Sin embargo, el pasado 7 de abril, García Molina anunció la ruptura de su acuerdo de investidura, una decisión que fue interpretada como la venganza de Pablo Iglesias contra Susana Díaz por su golpe de mano contra Sánchez.
De hecho, Podemos
en Castilla-La Mancha alegó que su decisión estaba provocada por la
actitud del Gobierno regional, "que llevaba un año más ocupado en
anuncios y en decapitar a Pedro Sánchez que en dar vida a Castilla-La Mancha".
García-Page tiene ahora, por sus incumplimientos, varios frentes abiertos: en Sanidad, se pospone la apertura del Hospitalito del Rey,
en Toledo; en Educación, va a despedir este verano a decenas de
docentes interinos en contra de su promesa; y en el sector agrícola.
Además, el Gobierno socialista ha congelado varios pagos relacionados
con la Ley de Dependencia.
Así llega el presidente manchego
al ecuador de su mandato, amenazando al resto de partidos con un
adelanto electoral, a pesar de que el PP es favorito en todas las encuestas. Cabe recordar que María Dolores de Cospedal se quedó en 2015 a un escaño de la mayoría absoluta. Sin embargo, la misma noche electoral, García-Page ya adelantó su disposición a asumir cualquier reivindicación de Podemos para desalojar a Cospedal del Palacio de Fuensalida.
En estos dos años de gobierno, Podemos siempre se ha mostrado como un socio de poco fiar. De hecho, ante sus exigencias en los primeros presupuestos del Gobierno, Cospedal ofreció un acuerdo a García-Page,
que éste despreció, para aceptar un millonario (500 millones de euros)
plan de "rescate ciudadano" impulsado por la formación de Iglesias.
García-Page
tiene además un problema añadido. Si decide prorrogar las cuentas de
2016, justo cuando el Gobierno tiene capacidad de mejorar las partidas
gracias a la recuperación económica y al incremento de la recaudación,
estará condenando a Castilla-La Mancha a una nueva prórroga el año que
viene. Porque 2018 será año preelectoral y Podemos no querrá de ninguna manera ir de su mano.
Ferraz promueve ya una candidatura alternativa contra García-Page: el diputado y líder del PSOE de Albacete, Manuel González Ramos.
En cualquier caso, el presidente
castellano-manchego tiene experiencia en prórrogas presupuestarias. En
su etapa al frente del Ayuntamiento de Toledo llegó a gobernar tres años
seguidos con las mismas cuentas públicas.
Con este escenario y en el centro del laberinto, García-Page
afronta otro desafío. Este, interno en su partido. Ferraz parece
dispuesto a promover una candidatura "alternativa y regeneradora" para
la Secretaría General del PSCLM. Se trata del líder de los socialistas de Albacete, el diputado Manuel González Ramos, afín a Sánchez.
Después del Congreso regional, al que García-Page
medita presentarse, tendrá que afrontar el Debate sobre el Estado de la
Región, previsiblemente en octubre. Puede que llegue sin presupuestos,
en minoría y habiendo sido relevado como secretario general del PSOE manchego.
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MRF
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