No Al Olvido

martes, 16 de abril de 2019

# Europa en llamas..Notre Dame de París volverá a levantarse, pero el siniestro tiene algo de metáfora ¿EL 28 DE ABRIL TENDREMOS UNA ESPAÑA FEMINAZI O UNA ESPAÑA EN IGUALDAD....Videos 2.....el DistritoTV...!!!..!!!


Notre Dame de París es parte de la entraña más profunda de Europa, que es la cristiana. En esa parcela de la Île de la Cité de París hubo en la noche de los tiempos un templo pagano, pero ya en el siglo IV se cree que se levantaba allí una primitiva iglesia. Lo que acabó siendo la virguería gótica de Notre Dame, el reclamo que visitan cada año doce millones de turistas y fieles, comenzó a construirse en 1163. Más de ochocientos años de historia (de París, de Francia y de Europa). Los pilares, rosetones, bóvedas y vidrieras de la catedral lo han visto todo: la coronación de reyes, como Enrique VI de Inglaterra, y también la de un tirano peleón de cerebro de alto voltaje, Napoleón, que se creyó soberano y se autocoronó allí. Los zarpazos de la Revolución forzaron la desacralización del templo, pero volvió a ser la casa de la cruz, con misas de papas o la beatificación de Juana de Arco. Notre Dame es también Victor Hugo, claro. Su novela romántica la volvió de nuevo interesante para el gran público del XIX, demostrando el poder de la literatura, ese en el que muchos cazurros de espíritu hiperpráctico ya no creen, ignorantes de que los pueblos y los países reposan sobre sus mitos y fábulas. Cuando visitamos el campanario tras subir los 387 escalones, al llegar arriba los turistas seguimos buscando el rastro de Quasimodo y Esmeralda, una ilusión que pueda evadirnos de la vulgaridad del móvil, las bermudas y el lucro desatado en recinto sagrado. Notre Dame tatuó su piel de piedra con muescas de metralla en la liberación de París de agosto del 44. Todo lo fue superando. Hasta ayer, cuando la dejó casi en ruinas un fuego que parece inexplicable (o tal vez no, pues todo resulta muy extraño y París ha sido un blanco repetido).
Notre Dame volverá a levantarse pronto, porque Francia sigue siendo un extraordinario país. No se debe sucumbir a la desazón y la derrota. Sin embargo, al contemplar cómo caía la aguja de la catedral costaba no percibir una metáfora del declive que hoy padece Europa, y muy acusadamente Francia, nación poderosa, pero que empieza a vivir de rentas y acumula un malestar interior nunca atajado. Estatismo excesivo, pereza fruto de largas décadas de delicioso buen vivir, una provincia donde falta empleo y crecen el rencor y la rabia (justas), mala integración de los inmigrantes, en especial de los musulmanes en suburbios de derrota y gueto. Cuando comenzó a arder Notre Dame, la noticia ya abría las webs de los periódicos españoles, pero todavía tardó en asomar a las de los parisinos. Parábola periodística del pulso de un país. Ojalá esta desgracia de Notre Dame, que tanto nos impresiona, resulte un revulsivo para Francia (y para Europa). Somos todavía un oasis de buen vivir. Pero para continuar siéndolo habrá que sacudirse esta narcótica subcultura del lamento, del esfuerzo bajo, del «que invente Asia». Europa necesita retomar el espíritu de aquellos colosos que de la nada levantaron Nuestra Señora de París. Es decir: reencontrase consigo misma. Volver a su ser desde las cenizas de Notre Dame.Luis Ventoso

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