Tenso, bronco y agrio; así fue ayer el pleno de la Asamblea de Madrid, que enfrentó en varios momentos a Podemos con el PP, y que parecía anticipar el clima que puede darse esta mañana durante la comparecencia de la presidenta Cifuentes ante la comisión de investigación de corrupción de la Asamblea de Madrid.
Cifuentes comparecerá esta mañana sobre las 11.30 horas en la comisión de investigación de la corrupción, donde los grupos de oposición la han llamado para que explique las irregularidades que denuncia el informe de la UCO.
Será la primera vez que una presidenta regional en activo declare en una comisión de estas características. Antes que ella, lo hará el que fuera vicepresidente de la Cámara cuando se adjudicó el contrato, Antero Ruiz, entonces diputado de IU. El PP ha pedido invitaciones para 45 personas que arroparán a la presidenta. Finalmente, serán menos, para que los demás grupos también puedan llevar visitas.
También PSOE y Ciudadanos criticaron duramente al PP por la corrupción: Ignacio Aguado, portavoz de la formación naranja, llegó a decirle a Cifuentes que «el cortijo se acabó», en referencia al uso de la Abogacía General de la Comunidad para «quitarle peso al informe de la UCO» sobre su actividad.
Pero los ataques más afilados vinieron de Lorena Ruiz-Huerta (Podemos), quien acusó a Cifuentes de haber mandado hacer a los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid un informe «que la exculpara de las irregularidades» en la adjudicación del contrato de la cafetería de la Asamblea a Arturo Fernández. «Su único afán ha sido utilizar los recursos públicos para defenderse», dijo.
Pero, a continuación, rechazó las «lecciones de honradez de Podemos», un partido del que dijo que «sus dirigentes son los de las ‘becas black’, los que especulan con viviendas sociales o los que tienen trabajadores sin contrato», para añadir después que llevan en sus listas electorales a «pederastas, agresores o antiguos terroristas».
Este último comentario disparó el nivel de bronca en la Asamblea, donde la portavoz de Podemos terminó enfrentándose a la presidenta de la Cámara, Paloma Adrados, a la que acusó de falta de imparcialidad.
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MRF
Cifuentes comparecerá esta mañana sobre las 11.30 horas en la comisión de investigación de la corrupción, donde los grupos de oposición la han llamado para que explique las irregularidades que denuncia el informe de la UCO.
Será la primera vez que una presidenta regional en activo declare en una comisión de estas características. Antes que ella, lo hará el que fuera vicepresidente de la Cámara cuando se adjudicó el contrato, Antero Ruiz, entonces diputado de IU. El PP ha pedido invitaciones para 45 personas que arroparán a la presidenta. Finalmente, serán menos, para que los demás grupos también puedan llevar visitas.
Bronca mayúscula
Las referencias a los casos de corrupción de los populares fueron tan frecuentes y ásperas que dieron lugar a réplicas y contrarréplicas, y obligaron a la presidenta de la Cámara, Paloma Adrados, a intervenir e incluso a desconectar el micrófono de la portavoz de Podemos, Lorena Ruiz-Huerta, a la que horas antes ya había llamado al orden en dos ocasiones.También PSOE y Ciudadanos criticaron duramente al PP por la corrupción: Ignacio Aguado, portavoz de la formación naranja, llegó a decirle a Cifuentes que «el cortijo se acabó», en referencia al uso de la Abogacía General de la Comunidad para «quitarle peso al informe de la UCO» sobre su actividad.
Pero los ataques más afilados vinieron de Lorena Ruiz-Huerta (Podemos), quien acusó a Cifuentes de haber mandado hacer a los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid un informe «que la exculpara de las irregularidades» en la adjudicación del contrato de la cafetería de la Asamblea a Arturo Fernández. «Su único afán ha sido utilizar los recursos públicos para defenderse», dijo.
La presidenta dijo no aceptar «lecciones de honradez» de Podemos, el partido «de las becas black y los que especulan con viviendas sociales»Además, le preguntó porqué se había personado el Gobierno regional en el caso Púnica, para avanzar después sus sospechas: «Todo apunta a que usted ya intuía que podía aparecer involucrada en el amaño de algún contrato y que su único afán con esta personación es utilizar nuevamente un recurso publico para defenderse de una posible acusación procesal».Cifuentes no se apocó en las respuestas: comenzó equiparando la comparecencia que hoy tiene que hacer ante la comisión de investigación de la corrupción con «el Tribunal de la Santa Inquisición que han montado», y se defendió alegando que «tanto la Fiscalía como el juez han dicho que no hay nada» contra ella. «No necesito defenderme de nada porque no me han acusado de nada», dijo.
Pero, a continuación, rechazó las «lecciones de honradez de Podemos», un partido del que dijo que «sus dirigentes son los de las ‘becas black’, los que especulan con viviendas sociales o los que tienen trabajadores sin contrato», para añadir después que llevan en sus listas electorales a «pederastas, agresores o antiguos terroristas».
Este último comentario disparó el nivel de bronca en la Asamblea, donde la portavoz de Podemos terminó enfrentándose a la presidenta de la Cámara, Paloma Adrados, a la que acusó de falta de imparcialidad.
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