El portavoz del partido morado en el Senado comienza a agotar la paciencia hasta a sus propios militantes por su reiterada hipocresía. Abanderado de los pobres mientras se lo lleva crudo.
Recién subido al tramabús de Podemos este pasado miércoles para despotricar contra la trama, el IBEX y el capitalismo, el portavoz de la formación morada en el Senado, Ramón Espinar,
ha vuelto a desatar una nueva polémica, una vez que se ha aireado su
nómina de casta: más de 7.000 euros al mes por su escaño en la Asamblea de Madrid.
Sobre todo, después de sus reiteradas
incursiones en las redes sociales desde su irrupción en la política,
presentándose como abanderado de los más desfavorecidos:
Sin embargo, entre las bases de Podemos la indignación es creciente ante las permanentes contradicciones y salidas de tono del secretario general de la formación de Pablo Iglesias en Madrid.
Su última polémica la protagonizó durante las vacaciones de Semana Santa, cuando inmortalizó y subió a Instagram
una mariscada de la que disfrutaba durante su descanso en Galicia.
Visto el revuelo, incluso entre los suyos, eliminó la fotografía pero
quedó rastro de su "vidorra" de casta.
Espinar, que ya
protagonizó otra enorme polémica al vender -con beneficio incluido por
plusvalías- su vivienda de protección oficial, desató las iras de sus
bases cuando se hizo un selfie en el Hotel Ritz junto a la portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta.
La última incoherencia en la que fue cazado Espinar tuvo lugar recientemente en el Senado. El portavoz de Podemos
fue pillado en el comedor consumiendo dos Coca-Cola tras haber
reclamado a la Mesa de la Cámara que boicoteara a la marca por el
conflicto laboral en su planta de Fuenlabrada.
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MRF
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