Con todas las excepciones que quepa descontar -que las hay, y notables- la clase alta de Barcelona resume la degradación de nuestra era. Independentistas y constitucionalistas, que tan diferentes se creen entre ellos, naufragan en el mismo desprecio. Su dejación destruye a sus hijos adolescentes y lo que han permitido en la política, por su irracionalidad o por su falta de liderazgo, se refleja en su descendencia sin rumbo cierto y que yo veo en los alrededores de Cinesa Diagonal, en las terrazas de Doctor Fleming o cuando es tarde en la noche en algunos locales entre Santaló y Aribau.
Los indy-teens, más grunges que sobrados, reivindican una dignidad que jamás han acreditado, manejan un lenguaje que no entienden y se quejan de unos agravios que no guardan proporción con lo bien que ser españoles les ha funcionado. Su bebida es la cerveza, su droga la marihuana aunque la cocaína no falta, y hay en ellos un afán por no gastar que no viene de la noble voluntad de ahorro sino de todas las capas de su miseria. Las chicas tienden a la pedante parodia del artista, pero a falta de talento, ya a los 16, su primera vez es tan lejana que ni la recuerdan.
Los hijos de España cuando más tienen, más gastan, pero la grandeza del ímpetu se desvanece cuando lo concretan. No dan tantas lecciones pero son más brutos, y sus conversaciones sobre coches y motos son en forma y fondo un insulto a su carísima escolaridad. Todo el día fuman, sobre todo tabaco aunque también marihuana, y para ellos la coca es otro servicio del minibar. Las niñas confunden la elegancia con una exhibición de marcas que por mucho dinero que cueste resulta de lo más barata. Guardan su recato para una hipócrita distinción clasista cuando luego pasan por la tropa como las tele pizzas.
Ambos grupos tienen en común que son unos vagos sin ninguna ambición o capacidad para realizarla. Son ellos pero alguien lo ha permitido, lo mismo que Ada Colau alcaldesa y Torra o Puigdemont presidentes de la Generalitat. Naufragios de la dejadez, del delirio. Creyeron que les saldría gratis, o que no iba con ellos, pero lo pagarán sus hijos....Salvador Sostres
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