Los neandertales que vivían en las cuevas de Goyet, en lo que hoy es territorio belga, no sólo comían caballos o renos para alimentarse sino también carne de sus congéneres. Lo demuestran los cuerpos despedazados o los huesos fracturados -uno pertenece a un recién nacido y otro a un niño- encontrados en la zona y a los que extraían la médula para devorarla. Esta es la última evidencia de la práctica de la antropofagia entre los individuos de la
otra especie humana inteligente, y la primera hallada en el norte de Europa.
«Es irrefutable, aquí se practicaba el canibalismo», explica el arqueólogo belga Christian Casseyas mientras recorre la llamada tercera caverna de las cuevas de Goyet, situadas en un pequeño valle cerca de las Ardenas belgas.
Los restos datan de hace unos 40.000 años, cuando la presencia en la Tierra de los neardentales estaba llegando a su fin. Faltaba poco para que dejaran paso al hombre de Cromañón, nuestro ancestro directo, con el que habían cohabitado.
Durante años, los hombres de Neandertal, con un cerebro un poco más grande que el del hombre moderno, han sido considerados seres salvajes a pesar de que cuidaban los cuerpos de sus muertos, como demuestran algunas sepulturas de la época.
Ahora sabemos que también comían a su congéneres. Ya se habían detectado algunos casos de canibalismo en poblaciones de neandertales establecidas en España (El Sidrón y Zafarraya) y en Francia (Moula-Guercy y Les Pradelles) pero nunca hasta ahora en un país del norte de Europa.
Un recién nacido y un niño
Las cuevas de Goyet, ocupadas desde el paleolítico, son galerías de piedra caliza de unos 250 metros de largo excavadas naturalmente por el Samson, un pequeño arroyo que hoy está situado a unos pocos metros de las cuevas.
El equipo internacional dirigido por la antropóloga francesa Hélène Rougier, de la Universidad Pública de California, ha logrado demostrar que en Goyet el hombre de Neandertal era antropófago. Varios huesos humanos que pertenecieron a seis individuos (un recién nacido, un niño y cuatro adultos o adolescentes) tienen signos de que fueron cortados «para desarticularlos y sacar la carne», explica Christian Casseyas.
«De la misma manera que rompían los huesos de los renos y de los caballos que encontramos en la entrada de la cueva, rompieron los huesos humanos para sacarles la médula», añade el arqueólogo, que acompaña a los turistas que visitan Goyet.
Hélène Rougier confirmó a AFP que «algunos neandertales murieron y fueron comidos aquí», la primera constatación de este fenómeno en el norte de Europa.
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MRF
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