Ignacio Camacho, en las páginas de ABC, habla sobre el populismo, la palabra del año según la Fundación del Español Urgente, la Fundeu, y cómo éste no logró implantarse (de momento) a nivel del Gobierno de España:
España estuvo al borde, allá por junio de 2016, de entregarse a los tribunos inflamados, a los vendedores de mercancías averiadas. Tuvimos suerte, o acaso suficiente madurez colectiva; al final la melodía tramposa de Hamelin no sonó aquí lo bastante alta.
Salvador Sostres recuerda que el PSOE, con los apoyos de Podemos y Ciudadanos, hubiese conformado una mayoría populista en nuestro país:
Podemos es populismo, pero también el PSOE de Pedro Sánchez y Ciudadanos, y entre los tres llegaron a sumar una absoluta mayoría populista que no dice nada bueno de España. El editorial de ABC se fija en el caso de Madrid y su gobierno municipal que es un puro populismo:
Su forma de gobernar es una sucesión de espasmos ideológicos, una manifestación continuada de sectarismo que sobrevive gracias a los apoyos, vergonzantes, del PSOE madrileño
El editorial de La Razón contrapone la estabilidad que asegura el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que habrá en España, con los juegos de malabares de la oposición:
El interés de los españoles se compadece mal con el filibusterismo político al que parece entregada la oposición en el Parlamento. Lucía Méndez, en El Mundo, habla sobre la forma en que Podemos puede acabar destruyéndose a sí mismo:
El juego de las redes -distraído, animado, compulsivo, histérico, egocéntrico, individualista, convulso y excitado- donde Podemos ventila su interior es capaz de arruinar los valores humanos individuales y los valores políticos y sociales.
http://www.periodistadigital.com/
MRF
No hay comentarios:
Publicar un comentario