Hasta los ciudadanos más ingenuos y bien intencionados
que tratan de comprender, sobre todo desde
la izquierda, a los independentistas catalanes,
no podrán ver, en esta ocasión, nada noble.
Las mal llamadas «columnas de la libertad»
son en realidad el remedo de las columnas
fascistas que Benito Mussolini lanzó sobre Roma en
el advenimiento del fascismo italiano.
Las antorchas que en su día escoltaron a
Torra son la iconografía más parecida al nazismo
que se recuerda. Más allá de lo puramente formal,
Cataluña está secuestrada por un nacionalismo
supremacista, excluyente y violento
sin que el Gobierno de España haga absolutamente nada.
La historia se repite. La calculadora electoral de
Sánchez está dejando ir demasiado
lejos el levantamiento violento de unas
fuerzas políticas que tienen mucho
más que ver con el fascismo que con
la libertad y el progreso. A ver cómo hablan
los ciudadanos cuando les toque la hora...Bieito Rubido

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