ABC repasa los acuerdos de los socialistas con las formaciones independentistas en Cataluña, País Vasco, Navarra, Baleares y Galicia
Cataluña: la diputación de Barcelona como bandera y pactos en casi 50 municipios
El hermano catalán del PSOE, en ocasiones díscolo, tiene casi cincuenta pactos a nivel local con partidos independentistas repartidos por localidades de las cuatro provincias de Cataluña. En esta suma -cuarenta y ocho, según los datos aportados por las formaciones políticas y recopilados por ABC- se incluye el acuerdo de gobierno en la Diputación de Barcelona, institución que preside el PSC de Miquel Iceta gracias al apoyo de JpC, que controla Carles Puigdemont. Este ente supramunicipal lo preside Núria Marín, alcaldesa de Hospitalet de Llobregat, y gestiona un presupuesto anual de poco más de 955 millones de euros. La Diputación de Barcelona tiene alrededor de 4.000 empleados y disponibilidad de inversiones en pueblos y ciudades, lo que supone una gran carta de presentación propagandística para los partidos que las controlan.
El PSC de Iceta tiene una máxima doble para llegar a pactos de gobierno en los municipios: libertad local de sus líderes y acceder al gobierno de turno para «cambiar las cosas». Pese a que todos los pactos municipales han pasado por la mesa de trabajo del primer secretario socialista, según fuentes del PSC conocedoras del sistema de funcionamiento interno, no ha habido ningún veto a los pactos propuestos por los grupos locales.
Así, para los socialistas, en principio, todo vale y cualquier pacto es aceptable para estar en un gobierno local. Todo, menos pactar con el PP, única formación con la que no han firmado un solo acuerdo por el que los populares puedan ejercer de primer edil local. Lo pudieron hacer en las poblaciones barcelonesas de Badalona y de Castelldefels, pero los comunes en la primera y estos y ERC en la segunda les permitieron acceder a la Alcaldía pese a no ser el partido más votado en abril de este 2019.
De esta manera, superado cualquier pacto con el PP, los socialistas catalanes no tienen ningún reparo en pactar gobiernos locales con el resto del abanico ideológico en Cataluña. En cuarenta y siete municipios lo han hecho con el acuerdo de alguna de las formaciones independentistas, tanto sea para apoyar a un alcalde secesionista como para que el PSC consiga la Alcaldía gracias a su apoyo.
Estos serían los casos de las localidades de Calella (Barcelona, alcalde de JpC), Premiá de Mar (Barcelona, alcalde de JpC), Premiá de Dalt (Barcelona, alcalde de JpC), Tordera (Barcelona, alcalde de JpC), Vilafranca del Penedés (Barcelona, alcalde de JpC), Abrera (Barcelona, alcalde del PSC y pacto con ERC), Lloret de Mar (Gerona, alcalde de JpC), Figueras (Gerona, alcalde de ERC), Vilaseca (Tarragona, alcalde de JpC), Altafulla (Tarragona, alcalde de ERC), Cunit (Tarragona, alcalde del PSC y pacto con JpC), Cervera (Lérida, alcalde de JpC) y, entre otras, la ya citada Castelldefels.
Esta estrategia de pacto variable del PSC incluye también al menos cinco acuerdos en los que participa Ciudadanos. En todos estos la alcaldía es para el representante del PSC: Cervelló (Barcelona), San Andrés de la Barca (Barcelona), San Vicente dels Horts (Barcelona), Pallaresos (Tarragona) y el caso absolutamente inexplicable ideológicamente de San Vicente de Montalt (Barcelona). En esta población, el PSC firmó un acuerdo de investidura con Cs, una agrupación municipalista, el PP y la CUP. El gobierno lo forma el PSC pero los partidos del pacto tienen funciones delegadas.
Además de este municipio, los socialistas también acordaron con la CUP en San Cugat del Vallés (Barcelona). En esta localidad, cercana a Barcelona y de alto nivel socioeconómico, la alcaldía es para ERC y el gobierno lo comparten los de Oriol Junqueras con el PSC y la CUP.
En Baleares, gobiernos con unos ecosoberanistas a la baja
En Baleares, gobiernan hoy en varias de las principales instituciones unos tripartitos conformados por el PSOE, Unidas Podemos y MÉS. En la pasada legislatura ya había sido así, si bien los ecosoberanistas isleños tenían entonces mucho mayor poder institucional del que tienen ahora.
Cabe recordar, en ese sentido, que en el periodo 2015-2019 MÉS per Mallorca ostentó la vicepresidencia del Govern, con la socialista Francina Armengol como presidenta del Ejecutivo autonómico. Además, los ecosoberanistas presidieron entonces el Consell de Mallorca y pactaron con los socialistas presidir el Consell de Menorca entre 2015 y 2017, y el Ayuntamiento de Palma entre 2017 y 2019.
Los comicios autonómicos y municipales celebrados en mayo de este año supusieron un punto de inflexión negativo para los ecosoberanistas, debido a los buenos resultados electorales obtenidos por el PSOE balear y a la sensible pérdida de votos de MÉS per Mallorca y MÉS per Menorca.
De hecho, en la actualidad las cuatro instituciones citadas están presididas por el PSOE, mientras que los ecosoberanistas gestionan hoy en dichas instituciones pocas áreas y además de escaso peso político.
Tres diputaciones con el BNG, más Lugo, Coruña o Pontevedra en Galicia
No es nueva la defensa de la autodeterminación del BNG, ni tampoco sus pactos con partidos independentistas de otros rincones del país: el BNG formó coalición para las europeas de 2014 con EH-Bildu, obteniendo un eurodiputado que compartieron Ana Miranda y el vasco Josu Juaristi. En 2019, bajo el paraguas de Ahora Repúblicas, ERC, EH-Bildu y el propio Bloque conseguirían tres actas en Estrasburgo. Al mismo tiempo, en Galicia, el PSdeG ha formado gobiernos y llegado a acuerdos con este partido de manera que la izquierda sumase.
Así, los de Gonzalo Caballero se apoyan o han pactado los gobiernos de tres diputaciones gallegas con el BNG y también han hecho lo propio para alcanzar el poder en ciudades como Lugo, donde la alcaldesa socialista cuenta con un vicealcalde de este partido, Rubén Arroxo. Otro ejemplo es La Coruña, donde Inés Rey contó con el voto favorable del partido; o Pontevedra, donde para que gobierne el BNG, el PSdeG ha tenido que dar luz verde votando a favor en el Pleno.
En Ferrol el Bloque no entraría al Gobierno del socialista Ángel Mato, pero sí apoyaría su investidura, votos que se antojaron necesarios junto a los de Ferrol en Común para que el PSdeG pudiese obtener el bastón de mando en la localidad departamental.
En las diputaciones son mayoría las que cuentan con un pacto de este tipo: descartando la de Orense, gobernada por el PP con el voto favorable de Democracia Ourensana, en la de La Coruña Valentín González Formoso tiene un vicepresidente nacionalista, Xosé Regueira. En la de Lugo, mismo esquema: el alcalde de Monforte, Xosé Tomé, socialista, trabaja en equipo con una vicepresidenta del Bloque, Maite Ferreiro. En Pontevedra, más de lo mismo: los tres diputados del BNG apoyaron a la presidenta Carmela Silva, y el partido de Pontón entró en este Gobierno.
El pacto de tapadillo que aupó a Chivite en Navarra
En Navarra, los socialistas consiguieron uno de los pactos con los independentistas mejor pergeñados, un pacto sin conversaciones, sin ni siquiera, una foto en que se pudiera ver juntos a dirigentes socialistas y abertzales. Aunque sí tuvieron lugar encuentros de los socios parlamentarios con miembros de la izquierda abertzale.
Pero llegó el día de la investidura de María Chivite como presidenta del Gobierno de Navarra y cinco parlamentarios de Bildu votaron la abstención necesaria para que los socialistas se hicieran con la presidencia del Gobierno foral 23 años después de la última vez. Tanto María Chivite como el propio presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, aseguraron por activa y por pasiva que no había habido pacto con Bildu. Pero con el paso de las semanas se ha podido ir comprobando que el pacto estaba sobre la mesa y ahora Bildu está recibiendo las contrapartidas.
Así, la Alcaldía de Huarte pasó de manos socialistas a las de Bildu. La alcaldesa socialista dimitió al ser nombrada alto cargo del Gobierno. Su sustituto renunció y ningún miembro socialista quiso ocupar el sillón de la Alcaldía, así que la vara de mando de la localidad anexa a Pamplona pasó a manos de Bildu. Después, los socialistas respaldaron a un candidato supuestamente independiente para presidir la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, que gestiona servicios como el agua, la basura y el transporte urbano en el área metropolitana con tal de que el organismo no fuera dirigido por Navarra Suma. Esa misma mañana, el candidato que había propuesto Bildu se retiró para dejar el paso a David Campión, un independiente con un pasado muy relacionado con los abertzales.
Habrá que ver si esta vocación de pacto con el independentismo se mantiene en la votación de los Presupuestos autonómicos. Como sucede en todas las leyes que los socialistas pretendan aprobar, necesitarán el respaldo, bien de los constitucionalistas de Navarra Suma, o bien de los independentistas de Bildu.
Acuerdos muy puntuales con Bildu en pueblos pequeños del País Vasco
El PSE estrechó la mano a Bildu para garantizar su gobernabilidad en la localidad alavesa de Laguardia, cuyo Ayuntamiento regenta junto al PNV. Este inédito tripartito desplazó de la Alcaldía al PP, la fuerza más votada. «Remamos en una misma dirección más allá de siglas y de partidos», se excusó Jaione Coca, la única concejal del PSE, que ni siquiera participa en la Junta de Gobierno. Su labor se limita a la concejalía de Educación, Euskera y Juventud.
También era del PSE el hombre que posibilitó que los batasunos tomaran el Ayuntamiento de Samaniego (Álava), un movimiento que sorprendió a su propio partido. El socialista Eduardo Pascual, a quien posteriormente pidieron el acta de concejal, rompió el pacto de «no agresión» que se había alcanzado con el PNV a nivel autonómico y entregó la «makila» a la soberanista Pilar Garmendia.
Más allá de los ayuntamientos, PNV y PSE volvieron a aliarse con EH Bildu para presentar una candidatura única a la presidencia de la Asociación de Municipios Vascos (Eudel). Socialistas y soberanistas comparten «rango» en una organización que encabeza Gorka Urtaran (PNV)...
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