La infamia dejará paso a la indiferencia más pronto de lo que creemos, pero el PSOE nos recuerda en Navarra y en Badalona que no es fiable: en ambas localidades demuestra que no acaba de desprenderse de su resentimiento ni de su contradicción. Es un poco lo que me pasa con mi mujer, que en el recuerdo cristaliza su idea y en la realidad emergen sus domésticas contrariedades.
Es meritorio y audaz lo que está intentando Pedro Sánchez y, en todo caso, cualquier demócrata partidario de la libertad y de la creación de riqueza tiene que agradecer que independentistas y Podemos se mantengan alejados del Gobierno. Pero luego, como con mi esposa, la realidad se mezcla con algo más turbio, como el gobierno de perdedores en Badalona, o en Navarra con la abstención de Bildu.
La izquierda es truculenta y siempre lo será. Está en su naturaleza ser siniestra. Sinistra, en italiano. Pero de vez en cuando muestra alguna voluntad de luz, aunque sea interesada, y tenemos que estar ahí para ahondar en ella y proyectarla, y evitar de este modo que la total tiniebla se acabe apoderando de nuestra vida cotidiana.
Lo de Navarra será una excusa para que Ciudadanos se mantenga en su estéril arrogancia, pero no tendría que nublar a un PP falto de profundidad y de empaque, que estaría bien que fuera capaz de comparecer ante los españoles como quien soluciona los problemas y no contribuye a crearlos. Qué más querría yo que el juego estuviera más claro. No se imaginan ustedes lo que daría por unas mayorías mucho más favorables a los intereses de España. Pero ésta es la democracia que tenemos y estos son los resultados, y cada vez que hemos intentado subvertirlos, nuestra historia se ha teñido de sangre.
El principio de realidad es lo que importa, con todas sus complejidades. Lo que está en juego no es ni el gobierno de Badalona ni el de Navarra. Bildu es una mancha, pero no cuenta para nada. Los independentistas, me crean o no, van camino de la misma insignificancia. Lo que está en juego es la prosperidad, la estabilidad, la misma idea de España, que es lo mismo que decir un gobierno sin separatistas, sin comunistas y sin proetarras.
Y como hago yo con mi señora esposa, los españoles de buena voluntad tenemos que ser capaces de salvar la categoría de la anécdota desafortunada...Salvador Sostres
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