La inmigración irregular sólo se arregla en origen, África, dotando a aquellos países de medios
Tanto la ONG Open Arms como la tripulación de su barco se han dado cuenta de que juegan con fuego con los inmigrantes recogidos frente a las costas libias sin haberse asegurado antes un puerto donde llevarlos, al crecer en ellos la frustración, el desencanto e impotencia, incluso tras haber desembarcado 27 menores, al ver tan cerca Lampedusa sin poder desembarcar, tras haber cruzado países hostiles y sufrir humillaciones de todo tipo. El capitán tuvo que emplearse a fondo para que algunos de los 107 restantes no se arrojaran al mar y trataran de alcanzar la orilla. Que muchos no sepan nadar, al proceder de países del interior de África, puede que haya influido. También la Guardia Costera italiana tiene un problema dada la división de sus autoridades, con un ministro de Interior cerrando herméticamente sus puertos a inmigrantes ilegales, el primer ministro dispuesto a acogerlos y un tribunal regional aceptando la «asistencia inmediata a las personas rescatadas más necesitadas». Mientras la Comisión Europea intenta repartir esos refugiados entre los países dispuestos a acogerlos, Alemania, Francia, Malta, España, Portugal y Luxemburgo, sin acabar de alcanzar un acuerdo. Y es que no se trata sólo del Open Arms. Es que detrás viene el Ocean Viking con 356 «pasajeros» a bordo. ¿Qué se hace con ellos? ¿Y con los que llegan a continuación?
He olvidado casi todo el Derecho Marítimo que estudié en Tercero de Náutica, pero no la obligación de socorrer a los náufragos que se encuentren en alta mar y llevarlos «al puerto más cercano y seguro». Ahora bien, estos no son náufragos normales, son náufragos voluntarios, aparte de ¿cuál es el puerto más seguro para ellos? Los italianos, no, porque no los quieren. Ni, de hecho, ninguno, por lo que debería encargarse al país del barco que los acogió, España en este caso. Pero resulta que el Gobierno español ha cambiado su actitud desde que recibió con banda de música a los que traía el Aquarius. Poco después, el Open Arms desembarcaba en Algeciras 300 náufragos, desobedeciendo las instrucciones de devolverlos a Libia, de donde habían salido. Pero una nueva ruta hacia Europa se había abierto y rara es la semana en que los guardacostas e incluso pesqueros no nos traen unos cientos, pese a haber dicho el Gobierno que tiene bastantes con los del Mediterráneo Occidental para aceptar los del Oriental, si no se reparten con otros países europeos. Veremos en lo que queda. Porque el «efecto llamada» es tan poderoso que resulta imparable, habiendo gentes dispuestas a jugarse cuanto tienen, a veces sólo la vida, para alcanzar el paraíso. Y eso no lo arreglan unas ONG, con más buena voluntad que medios, ni doña Carmen Calvo acusando al Gobierno italiano de llevar una política «inentendible», cuando la ininteligible es ella, pese a haber sido ministra de Cultura. La inmigración irregular sólo se arregla en origen, África, dotando a aquellos países, un día colonias europeas, de medios para ofrecer una vida digna a sus habitantes. Mientras eso no ocurra, seguirán llegando. Y llegando.José María Carrascal
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