La portavoz del PSOE en el Congreso acaba convertida en protagonista indiscutible e involuntaria de un Pleno extraordinario que ni los partidos que lo habían forzado se han tomado en serio.
Pero muy a pesar de la socialista, las taquígrafas tomaron buena nota del repaso inmisericorde que dio el presidente a Robles recordándole su papel en los GAL, cuando era secretaria de Estado de Interior. Ella acabó convertida en protagonista indiscutible e involuntaria de un Pleno extraordinario teóricamente convocado para que Rajoy explicara su comparecencia de julio en la Audiencia Nacional como testigo en el caso Gürtel.
Teóricamente, porque ni los partidos que forzaron su comparecencia, empezando por el PSOE y Unidos Podemos, se creyeron en ningún momento que lo de este miércoles pudiera servir para algo. Ya lo dijo el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, con pesar: "Hemos sumado los votos para que comparezca pero no somos capaces de sumarlos para que se vaya a la oposición".
El PP, por su parte, afeó a la oposición que sus prioridades pasen por hechos de hace 20 años teniendo como tiene España dos amenazas reales y de máxima actualidad: el terrorismo yihadista y el órdago independentista en Cataluña.
El dosier Robles
No se puede decir que Rajoy improvisara con Robles. Todo lo contrario. Como adelantó Carlos Dávila en ESdiario el lunes, el equipo del presidente le había pasado un dosier con información comprometedora sobre la portavoz del PSOE en el Congreso, en el caso de que ésta decidiera ir a por el presidente.Y así lo hizo. Robles subió a la tribuna pecando de exceso de confianza, con las manos en los bolsillos y sin un solo papel. "Usted es un presidente bajo sospecha", comenzó, para acto seguido recriminarle que en julio acudiera a la Audiencia Nacional "por la puerta de atrás y en coche oficial".
A partir de ahí fue subiendo el tono mientras Rajoy, sentado en su escaño, arqueaba las cejas sin terminarse de creer lo que estaba escuchando. O mejor dicho, a quién estaba escuchando, porque parecían palabras salidas de la boca de Pedro Sánchez, el hombre que un día llamó indecente al presidente en televisión en horario de máxima audiencia.
Está claro que el secretario general del PSOE había aleccionado muy bien a Robles para este Pleno, que no dejó de consultar su móvil. De hecho la portavoz socialista terminó su primera intervención citando a su jefe para exigirle a Rajoy: "Dimita usted por dignidad".
El presidente esperó pacientemente a que el resto de portavoces de la oposición usaran su turno de intervención antes de subir por segunda vez a la tribuna y echar un rapapolvo a Robles que difícilmente olvidará.
Cuando Rajoy mencionó el caso Lasa y Zabala, a Robles se le descompuso el gesto
A ella le cambió la cara cuando el presidente recordó cómo la propia Robles, siendo secretaria de Estado de Interior, declaró como testigo ante el juez Gómez de Liaño en el caso del secuestro de Lasa y Zabala. "Fue como testigo, no se le imputó. ¡Y a nadie se nos ocurrió reprocharle nada!".
"¿Ahora ya no puede un dirigente ni ser testigo? Es poco serio". "Le pido un poco de pudor porque si no será muy difícil que me la pueda tomar en serio", le dijo. Y después le preguntó por qué ha afirmado en público respetar la presunción de inocencia de Podemos en torno a la supuesta financiación por parte de Venezuela e Irán y no la de él. "¿De la mía no tiene nada que decir?".
Y terminó con un "si usted es la portavoz de su partido...", insinuando que Robles no es más que la voz de Pedro Sánchez, sin escaño en el Congreso.
Es su turno de réplica, la portavoz del PSOE, tratando de recomponerse, acertó a decir poco más que: "Agradezco que me tome como referencia" y "tome como modelo mi declaración. Porque gracias a ella fueron condenados los autores de los hechos".
Tan magullada salió del hemiciclo que a su término convocó a la prensa en una sala anexa para quejarse del formato del Pleno, "en su propio beneficio -en alusión a Rajoy- y donde los demás teníamos 10 minutos escasos".
Al margen de que esto último no es correcto, porque los portavoces de la oposición dispusieron de 20 minutos (dos intervenciones de 10 minutos cada una), tener más tiempo no le habría evitado el rapapolvo.
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MRF
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