Suárez-Quiñones subraya su importancia para la supervivencia rural.
Candín celebró, ayer, la subasta de los permisos de caza de la temporada 2019-2020 incluidos en el cupo de propietarios de la Reserva Regional de Caza de los Ancares. Fue la parte presencial, porque hay una segunda telemática, y la recaudación rondó los 40.000 euros. Una cifra que se puede duplicar en los próximos meses, ya que en el portal se podrá seguir pujando por otras 40 piezas más las ocho que sobraron en la subasta presencial. Eran 42, menos que el pasado año, según explicó el alcalde de Candín, José Antonio Álvarez Cachón.
La pieza más cara de las vendidas fue un rebeco tipo B que alcanzó los 1.600 euros. Había otra de mayor precio, un rebeco tipo A que quedó desierto y que será subido al portal para su subasta telemática. Esta se extenderá durante los próximos dos meses y la recaudación global se ingresará en las arcas del Ayuntamiento y de las juntas vecinales, de manera equitativa, en función de las hectáreas de monte de cada una. Precisamente, el consejero de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, incidió en la importancia que estos ingresos tienen para las entidades locales menores. No en vano, en la mayoría de los casos son los únicos ingresos que tienen.
El consejero, que asistió a la subasta, aprovechó la ocasión para volver a poner en valor la importancia de la caza en el conjunto de la comunidad y en zonas como Ancares. «Hay que vivir y vivir significa tener actividad económica y parte de poder vivir en estos territorios es también la caza», defendió Suárez-Quiñones, explicando que, en el caso concreto de Candín, los rendimientos económicos de la subasta de caza suponen un 30% del presupuesto global. También el alcalde incidió en ese hecho. «Es una parte muy importante de un presupuesto que no llega a los 200.000 euros y eso nos permite atender las necesidades los vecinos», dijo Álvarez Cachón.
«Ese dinero permite ofrecer servicios y pagar los gastos del territorio», subrayó el consejero, que recordó que los beneficios son más que económicos. «Con el aprovechamiento sostenible de la caza, también conseguimos tener una población cinegética equilibrada para que no incida negativamente en la sanidad de la cabaña ganadera y combatir los accidentes de tráfico por la invasión de las carreteras. Son un conjunto de beneficios, al margen de los tradicionales», dijo el responsable autonómico, haciendo hincapié también en lo que supone para los negocios de hostelería y las casas rurales de la Reserva. «Hablamos de la España vacía y para luchar contra ello hay que dar vida a nuestros pueblos», sentenció
Vejez
El Oeste y Ancares, los peor parados, y en solo 5 municipios hay más de un niño por cada 10 habitantes.
El Bierzo tiene 38 municipios pero sólo en cinco de ellos la ratio de vecinos menores de 15 años alcanza o supera por poco el 10%. Es decir, hay cinco municipios en los que se cuenta un menor de 15 años por cada diez habitantes. Esto pasa en Ponferrada (12%), Cubillos del Sil (12,2%), Cacabelos (12%), Camponaraya (11,9%) y Bembibre (10,3%). En el resto de municipios, la media de niños es más o mucho más baja, siendo el Bierzo Oeste y la zona de Ancares los territorios peor parados. Por contra, el número de vecinos con más de 65 años sigue al alza y, en algunos casos, como Sobrado y Barjas, supone más de la mitad de la población total. En una relación directa, en el Bierzo hay, de media, 2,5 jubilados por cada niño y los ciudadanos mayores de 65 años suponen casi un 20% de la población global o, lo que es lo mismo, uno de cada cinco bercianos están por encima de esta edad.
Que el Bierzo envejece es una realidad latente que va de la mano de la despoblación de una comarca que atraviesa sus horas más bajas en materia de empleo y en la que el futuro del medio rural oscila entre el marrón y el negro. El portal ‘La España vacía’, gestionado por el líder global en sistemas de información geográfica Esri, recoge de un modo ilustrativo las variables demográficas del Bierzo en base a los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), relativos la padrón de 2018. Datos que analizan la situación de cada municipio y que permiten hacer una radiografía de la evolución de la población.
Trabadelo, Sobrado, Oencia, Barjas, Peranzanes y Borrenes son los peor parados en lo que a número de niños se refiere. En ninguno de los casos, la cifra supera el 3% de la población total, mientras que sí que es muy elevada la cifra de habitantes con más de 65 años. En Trabadelo, cuatro de cada diez vecinos son jubilados; en Sobrado, éstos suponen el 53% del total de vecinos y, en Oencia, son el 47%. En Barjas, el 55% de la población tiene más de 65 años y, en Peranzanes, son cuatro de cada decena, prácticamente igual que en Borrenes, Balboa, Vega de Valcarce, Benuza y Corullón.
Los municipios más próximos a Ponferrada son lo que mantienen las proporciones más optimistas en la relación entre jubilados y niños. Camponaraya es un claro ejemplo de ello. Aquí, la proporción de jubilados se reduce hasta algo menos del 20% (dos de cada diez) y el número de niños es de 1,2 por cada diez vecinos. También Cubillos del Sil tiene una relación optimista dentro de la realidad del Bierzo. Aquí, los jubilados son 2,2 de cada diez y los niños algo más de 1,2 de cada decena de personas empadronadas en el municipio. En todo caso, en ambos ejemplos la cifra de los más mayores duplica a la de los más jóvenes.
Según los datos extrapolados del INE, actualmente la comarca cuenta con algo más de 163.400 habitantes, de los que más de 32.300 superan los 65 años, frente a los poco más de 12.800 que están por debajo de los quince. Lógicamente, Ponferrada es el municipio con mayor número de niños (7.880), seguida de Bembibre (926), Cacabelos (619), Camponaraya (484), Fabero (363), Carracedelo (289), Toreno (234) y Villafranca del Bierzo (218). Donde menos niños hay es en Sobrado (5), Barjas (5), Oencia (6), Trabadelo (6), Borrenes (7), Candín (9) y Peranzanes (9).
El Bierzo, eminentemente rural, envejece y se vacía. Sin alternativas económicas, los pueblos se mueren. Las familias jóvenes se van buscando trabajo y un futuro, con lo que el número de nacimientos sigue en caída libre mientras la clase política se agarra a la España vacía o, más bien, vaciada, para hacer campaña electoral. Que en una comarca de más de 163.000 habitantes, ni siquiera ocho de cada cien (un 7,9) sean niños es una realidad pesada y un reto, a todas luces, pendiente
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