Europa va a vivir profundos cambios en este 2019
Entramos en un año 2019 que anuncia momentos y decisiones que marcarán para mucho tiempo el futuro de Europa y del mundo. La política tendrá su especial momento en unas elecciones europeas que suponen el primer gran desafío al sistema desde la creación de la UE y la Eurocámara. Por primera vez tendrán una muy considerable fuerza e influencia quienes demandan una reforma de la Unión con la reactivación de las soberanías nacionales, seguridad, mayor subsidiaridad y freno a la obsesión regulatoria desde Bruselas. La política socialdemócrata hegemónica que marca con su izquierdismo ideológico todo el mensaje cultural y político de la UE, va a ser abiertamente cuestionada.
La batalla cultural comenzó hace ya años, pero es ahora cuando entra de lleno a librarse en la Europa institucional. Se acaban los tiempos en que la izquierda y el centrismo y la derecha cristiana, socialdemocratizados, vetaban todo cuestionamiento de sus políticas de consenso al grito de «¡Eso es ultraderechismo!». Se cierra un largo ciclo, iniciado en la posguerra, dramáticamente agudizado en 1968, que condenó al ostracismo toda posición política que no aceptara el compromiso cercano a la claudicación ante las diversas variaciones de la ideología colectivista.
El multiculturalismo está en retirada ante las fuerzas defensoras de la identidad de las naciones para la salvaguarda de la libertad individual, del derecho a la propiedad y de la libertad de expresión, amenazados por la hegemonía izquierdista, sus grupos de interés y sus armas de intimidación y censura como la corrección política.
Pero la gran cuestión, la clave de bóveda del espacio en que se dirimirá la mayor batalla cultural en Europa desde el fin del nazismo y el comunismo clásico, es la inmigración. Desastrosas decisiones del pasado, en especial la de Angela Merkel el 4 de septiembre de 2015 de abrir las fronteras de su país e invitar al mundo a vincular sus esperanzas de bienestar con Europa, han supuesto un terremoto político, social y cultural. Han disparado las alarmas ante el pulso demográfico del Islam y la inviabilidad de las formas de vida propias ante la afluencia de una inmigración de culturas antagónicas. Hay declaración de guerra al modelo multicultural que ya denunciaron Sartori, Fallaci o Azurmendi, como la peor amenaza para democracia y libertad.
Así, la política de Merkel que defiende la izquierda se ha revelado como un atentado contra el futuro europeo. Expertos urgen un mensaje común y único desde Europa para que el mundo sepa que cierra totalmente sus puertas a la inmigración ilegal. Y que solo por vías legales hay posibilidad de quedarse en Europa, en una inmigración necesaria y controlada. La izquierda, las ONG y gobiernos como el español fomentan un tráfico de personas que nada tiene que ver con guerras ni refugiados. Alemania no salvó la vida ni a un solo sirio. Su política causó muertes. Y despoja de sus individuos más calificados y necesitados a los países afectados. Como Sánchez y las ONG de George Soros salvan de un naufragio y fomenta cien. La inmigración y la identidad son el caballo de batalla.
Las fuerzas del globalismo con su cultura izquierdista darán la batalla con todos sus inmensos medios en defensa del consenso socialdemócrata. Porque el tráfico de inmigrantes, el multiculturalismo y el fin de las identidades nacionales hacen sumisas a las sociedades para imponerles hábitos y controles. No está escrito el final de esta colosal batalla cultural que se abre. Pero es un consuelo para todo amante de la libertad del individuo, de las creencias, de la palabra y del pensamiento saber que esa batalla esta en marcha y que hay fuerzas para luchar....Hermanntertsch
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