La izquierda europea intenta ahora presentar esta crisis como una iniciativa de Trump
Santa Marta es una ciudad colombiana de medio millón de habitantes, capital del distrito de Magdalena. Aquí, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, moría el 17 de diciembre de 1830 Simón Bolívar. En la catedral de la ciudad hay dos tumbas que llevan su nombre. Ninguna de ellas alberga sus restos que fueron llevados a Venezuela el 21 de noviembre de 1842. Ironías del destino, los semáforos de Santa Marta están hoy llenos de venezolanos intentando ingresar algo para pagarse un mendrugo de pan. En España estamos habituados a ver mendigos vendiendo pañuelos de papel. En esta Santa Marta de la que los venezolanos se llevaron a Bolívar, los venezolanos venden hoy… ¡bolívares! Se acercan a la ventanilla del coche con fajos de billetes venezolanos que apenas logran abarcar con una mano. Por un billete de 1.000 pesos colombianos -unos 30 céntimos de euro- te dan cinco billetes de bolívares por un monto con tantos ceros que cuesta leerlo. Su dignidad no les permite pedir limosna -aunque esto no diste mucho. Esa es la humillación a la que ha sometido el chavismo a la memoria de Bolívar y a Venezuela.
En Colombia se sigue con asombro la actuación de la Unión Europea en esta crisis. Hace una semana se recibió con perplejidad la declaración del presidente del Gobierno español anunciando que España lideraba la posición europea y que daba ocho días a Maduro para convocar elecciones limpias y libres o se reconocería la Presidencia interina de Guaidó. Ahora ya sabemos que España no lidera nada porque, según ha ratificado esta semana el ministro de Exteriores, Josep Borrell, el Gobierno cumplirá su palabra mañana lunes. Pero la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, no va a proponer a los países miembros de la Unión que sigan los pasos de España. Ella ha abierto un nuevo diálogo ¡de 90 días! Sólo falta que ponga a Zapatero a liderarlo.
Mogherini es un ejemplo perfecto de la izquierda europea que no ha renunciado a ayudar al chavismo. Que no cree que todas las dictaduras son malas, sólo las de cierto signo. Que los únicos derechos humanos que le importan son los propios y, como mucho, los de sus electores que siguen disfrutando del poder de destituirla.
La izquierda europea intenta ahora presentar esta crisis como una idea de Trump. La iniciativa del Grupo de Lima que une a las principales democracias americanas se ningunea. La Organización de Estados Americanos, también. Aquí estamos contra Trump y como ha dado su apoyo a los demócratas venezolanos, es mejor apoyar a los restos de la tiranía no vaya a ser que alguien pueda creer que Estados Unidos puede estar en el lado correcto con ese monstruo en la Casa Blanca. La defensa de los derechos humanos es una cuestión marginal cuando se tambalea tu discurso.
Con esta iniciativa, Mogherini demuestra una vez más -y van demasiadas- que ella es en realidad la alta representante de la República Islámica del Irán, el principal baluarte que le queda a Maduro junto con Moscú. Esta misma semana Mogherini ha dedicado lo mejor de su tiempo a buscar fórmulas para saltarse el embargo norteamericano a Irán. Y ahora intenta mantener vivo el régimen aliado de Teherán en Caracas. Entérese estimado lector: la persona que le representa a usted ante el mundo desde las instituciones europeas le ha hecho a usted aliado de Irán. Y es que, a los que somos europeístas, nos quitan la afición....Ramón Pérez-Maura
https://www.abc.es/ MRF
No hay comentarios:
Publicar un comentario