Vivimos en un paisaje de falsas percepciones construido por una ideología izquierdista
Oigo en la radio que las mujeres españolas tienen miedo a andar solas por la calle. Veo que las televisiones han convertido la «violencia machista» en la obsesión a la que todo político se ha de plegar. Cuando las calles de España son las más seguras del mundo. Y en la lista de violencia mortal contra mujeres está en la cola. Estamos en la apoteosis de la alarma ideológica. Siempre selectiva. Convierte unos casos de agresión sexual y violación en escándalos de inmensa repercusión social. Otros de igual gravedad los ignora o relega para su pronto olvido. Oculta aquellos que perjudicarían a otro de los grandes mensajes utilizados por política y medios para la creación de este artificial paisaje ideológico. Junto a la violencia machista, la ideología de género, el frente LGTB, el animalista y otras puntas de lanza del discurso izquierdista, está la lucha contra la llamada «xenofobia».
Como tal se entiende toda crítica a la inmigración ilegal y a sus efectos negativos, toda demanda de mayores controles de las fronteras, la protesta contra la delincuencia de inmigrantes ilegales y la denuncia de la industria del tráfico de inmigrantes. Sus actores son las redes traficantes y organizaciones que se autodenominan «no gubernamentales» (ONG), pero casi siempre se financian con dinero del erario. Cuya prosperidad depende de su presencia en los medios, sus aliados para extraer fondos de las administraciones públicas. Es ya una evidencia que muchas utilizan medios fraudulentos para sus fines, tanto los operativos para facilitar la inmigración ilegal como los publicitarios. Con más motivación ideológica que humanitaria, tienen con los medios una complicidad de beneficio mutuo. Que cuestiona seriamente la credibilidad de la información sobre la tragedia inmigrante, su principal mecanismo de financiación.
Para no entorpecer ese frente, se reprimen y evitan las noticias sobre violencia machista inmigrante. Generan sentimientos negativos hacia alguien no europeo que no cuadra en la ficha adecuada del culpable, un hombre blanco occidental y heterosexual. Tiene prioridad sobre la protección de la mujer blanca y española el mensaje de la lucha contra la xenofobia. Sucede en toda Europa, desde aquella Nochevieja en Colonia y otras ciudades alemanas a la criminal trata de menores blancas por la red paquistaní en Rotherham. Al igual pasa con las noticias sobre violencia de mujeres o de parejas LGTB. Con un cuerpo mediático ideológicamente casi homogéneo, es importante cómo se trata la noticia. Pero lo fundamental es la selección de la misma. Se reprimen las que surgen sobre éxitos políticos, económicos o sociales de gobernantes enemigos, véase Donald Trump o Viktor Orban. Se oculta información negativa sobre Irán que patrocina a grupos comunistas como Podemos y se multiplica todo lo que hagan detestables a los saudíes, aliados de Israel y EE.UU. Así vivimos en un paisaje de falsas percepciones construido por una ideología izquierdista que quiere acabar con todas las resistencias a su implantación del mundo feliz. Nos asustan mientras nos roban la cartera, la verdad y la libertad.Hermann Tertsch
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