Triunfar en el Dakar. Era la frase que Carlos Sainz quería escuchar desde que acudió por primera vez al rally más importante del mundo en 2006. Entonces soñaba con el éxito en el terreno original, el africano. La mala fortuna mecánica le impidió ganar en la capital de Senegal. Los problemas políticos obligaron al cambio de continente. El cono sudamericano ha sido el sitio de su éxito. En tierras amigas, de lengua española. En esas poblaciones tan enraizadas en nuestra cultura, con gentes vecinales, cercanas, que le llaman «Matador», Carlos Sainz venció por vez primera en 2010. Ahora ha conquistado su segundo raid, a los 55, contra todo y contra todos.
Es el campeón más veterano en obtener la corona. Ha ganado el piloto más sabio, el más técnico, el más valiente. Ese arrojo le ha hecho perder varias veces la carrera, mientras el lobo estepario, Peterhansel, esperaba agazapado para ver cómo arriesgaban y caían sus rivales. Esta vez, la América hispana ha vuelto a hacer Justicia con uno de sus pilotos más queridos, «el gallego» Carlos Sainz.
Perseverancia y calidad. Pundonor y voluntad. Profesionalidad y responsabilidad. El reto del madrileño era volver a conseguir el Dakar cuando ya nadie pensaba en él. Porque en estas horas de palabras bonitas, abrazos efusivos y amigos surgidos de repente, hay que decir que Sainz no tenía un coche asegurado para competir este año en el rally.
El cuarto en concordia
Peugeot decidió el año pasado que esta sería su última participación en el Dakar, no presentará coche oficial en enero de 2019, y en principio solo tenía previsto competir con tres Peugeot 3008 DKR montados por los franceses Loeb, Peterhansel y Cyril Despres. En el seno interno de la marca, Loeb y Peterhansel eran sus prioridades. Sainz ha roto el molde.
El español tuvo que mover despachos hace un año para conseguir un cuarto coche del león para él. El presidente de Peugeot España le ayudó a obtener esa cuarta montura. Carlos le dio las «gracias» cuando presentó su candidatura al Dakar en Pozuelo de Alarcón. Un mes después, el cuarto piloto de Peugeot en concordia es el hombre que ha conquistado el raid más importante del planeta. El único piloto no francés de la escudería es quien ha sabido mantener la velocidad punta durante catorce días con el mínimo riesgo posible, en una demostración de destreza y sabiduría que otorgan los años de pilotaje, la experiencia y el poso que los jóvenes no poseen para ganar sin ansiedad, sabiendo guardar la ropa sin perder el ritmo de los rivales más agresivos.
Pinchazos y gastroenteritis
Han sido dos semanas muy duras. El madrileño supo saldar jornadas difíciles, como sucedió cerca de Pisco, cuando Lucas Cruz, su copiloto, sufría una gastroenteritis y los pinchazos querían derrotar a los españoles. Los dos supieron reponerse de los enemigos traicioneros que tiene el rally, que no son los rivales, sino la aventura indescifrable de la carrera y la incontrolable salud, afectada por tantas variaciones de temperaturas, de altitud y de comidas. Lucas Cruz, enfermo, aguantó. Y los cambios de rueda se realizaron en tiempo casi récord. Carlos continuó en cabeza. No la perdió hasta el final. Hasta su querida Córdoba argentina. En aquellos lares ganó la prueba del Mundial de Rallys hace catorce años.
El campeón español ya es el mejor compatriota en la historia del Dakar de coches. Nani Roma venció en motos en 2004 y en coches en 2014. El madrileño suma dos victorias en las cuatro ruedas. Lo ha hecho realidad con la calidad del hombre que revolucionó esta carrera en 2006 al imponer la velocidad punta del Mundial de Rallys en la carrera de resistencias más importante del orbe.
No tuvo fácil obtener un coche válido para ganar este año y ha dado un entorchado a Peugeot que le hace pasar a la historia de la escudería francesa, después de haberla escrito también con páginas de oro en la Volkswagen alemana hace ocho años.
Sainz remata su palmarés. Dos Rally Dakar y dos Mundiales de Rallys, festejados en 1990 y 1992. Dejó precisamente el campeonato donde ganó con Toyota para tomar el asalto del Dakar a partir de 2006.
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