Un artículo de la periodista Elvira Lindo “despelleja” a la hermana del Rey, cuenta la coraza en la que vive, su reacción a la resolución judicial y lo que no hizo por respeto a Urdangarin.
No puede ser más demoledor. Este sábado, 25 de febrero, el diario madrileño El País publica un artículo, de la periodista Elvira Lindo, en el que narra con crudeza algunas cuestiones de la vida cotidiana de la Infanta Cristina y lo vivido tras su imputación y posterior calvario judicial del caso Nóos. Así, comienza hablando de lo que no hace Cristina de Borbón, "No lee El País, ni El Mundo, ni La Razón, ya es que ni el ABC
lee, porque hasta del periódico monárquico ha recibido alguna bronca.
No entra en diarios digitales, y menos en esas redes a las que su cuñada
es adicta", explica para continuar con el puyazo a las adicciones de Letizia: "Ella cree que no es aristocrático ser adicta. No lo es".
No queda tampoco bien parada la hermana de Felipe VI
sobre lo que opina de España: "Casi no habla español, ni con su madre
ni con los niños ni con el servicio. Lo habla, eso sí, con él, así que
el español, que en su día fue solo el idioma del amor, se ha convertido
en el de la mierda. De tal forma que es escuchar esa lengua y
ponérsele un sapo en la boca. No ve tele española, aunque de vez en
cuando las puñeteras imágenes de ella saliendo y entrando del juzgado se
cuelan en un canal internacional. Los niños están informados de que
están siendo víctimas de una conspiración y que un día todo se
descubrirá y habrá mucha gente que tendrá que pedir perdón, ¿o es que no
ha sido así la historia de la realeza?".
No habla español, ni con su madre ni con los niños ni con el servicio. Lo habla con él, así que el español, que en su día fue el idioma del amor, se ha convertido en el de la mierda
E incide Lindo en ese aspecto, aportando también una demoledor pensamiento sobre Iñaki Urdangarin,
"la realeza. Por más que haga por no enterarse alguien le viene siempre
con cuentos. Estos días podían haber sido alegres, por ejemplo. Ese
momento en que el juez le dijo, señora, es usted inocente. Ella no se
puso a saltar por respeto a Él pero ganas no le faltaron. Se fue al
dormitorio, abrió el vestidor del marido, observó las camisas alineadas
por colores y pensó, ¿cuántas le echo? La señora de servicio,
adivinándola el pensamiento, le dijo, “mejor chándals, es lo que toca,
si al fin y al cabo solo le van a dejar entrar una mochila”. De momento
el consejo le pareció inapropiado, pero acabó pensando que a la chacha
no le faltaba razón. No le preguntó de qué le venía esa sabiduría, fuera
a ser que el marido de la criada también hubiera estado preso, y no era
cuestión de compartir penas. Por ahí no".
"Qué ironía, su marido de vuelta al chándal. Eso pensaba estos días, concentrada, como ha aprendido en mindfulness,
a concentrarse en lo inmediato, pero entonces entra él en el cuarto y
le dice en el idioma en el que se habla de la mierda: Que de momento no
tengo que entrar, que nos devuelven la fianza y que quién sabe. Por unos
instantes, se queda parada, mirando al vacío, como así se ha
acostumbrado a hacer en los últimos años cuando entra y sale de un
edificio, mira al vacío para que nadie capte una intención en su mirada.
Vamos a ver, vamos a ver, no es que esté decepcionada, pero si las
cosas tienen que pasar que pasen. Que pasen ya. Su marido sigue
hablando, es un hombre que enseguida se viene arriba, es como si no… es
como si… : Hasta el mismo juez ha declarado que no hay riesgo de fuga
porque tengo escolta policial. ¡Como no me fugue con ellos a un país
asiático!, concluye con una media risa que se le corta en seco cuando ve
la cara de ella. ¿Es que no te alegras?, dice", prosigue el demoledor
texto.
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MRF
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