Desde un punto de vista estrictamente partidista al PP le vendría ahora de perlas verse obligado a acudir de nuevo a las urnas. Pero si ello les fuera achacable entraría en colisión frontal con toda su anterior prédica y dejaría sin credibilidad alguna lo de que primero esta España. Podemos también está deseando que se vote el 18 de diciembre para, “a la tercera va la vencida”, darle, esta vez sí, el sorpasso al PSOE mientras que Ciudadanos, aunque ellos siempre lucen estupendos a pesar de su último “doble 0” en Galicia y País Vasco, temen a las urnas mas que a otra cosa. Pero es el PSOE quien decide. Ellos y solo ellos. Todo está en sus manos y la pelota por entero en su tejado. Lo demás son gaitas. O se abstienen todos, o dan libertad de voto o deciden ausentarse una docena del pleno. Y es al PSOE a quien ahora ir a unas elecciones le supondría el meterse cantando en el horno crematorio, inmolarse en un acto colectivo de suicidio. Pero ojo, si capaces han sido de descuartizarse no se extrañe nadie de que también se pongan ellos solitos a socarrarse en las brasas.
Pudiera, pero no lo parece, aunque algunos sigan rumbo al despeñadero. Quienes han tomado las riendas del partido saben que sería el definitivo suicidio y que ahora necesitan oposición y tiempo. Es lógico que mantengan cierta pose y que suelten alguna que otra bravata y hasta alguno se ponga en plan desafío. Pólvora en salvas. No les queda otra que el amargo trago de abstenerse, que no lo hubiera sido tanto hace unos meses con solo haber explicado lo que ahora deben hacer a la carrera y rectificando , que con esos resultados lo que toca es que gobierne quien ha ganado y ellos, relevantes, a hacerle la vida difícil y hasta, si quieren, imposible, en el parlamento.
No les queda otra porque por no tener no tienen ni candidato. ¿Lo elegirían en unas primarias? ¿De nuevo Sánchez si las gana? ¿O lo nombra un Congreso de prisa y de malas maneras? .No les queda otra porque la otra es el despeñadero final de todo el partido y la perdida de la hegemonía de la izquierda a manos de un Podemos que afila los cuchillos y que les somete a un burdo y doble chantaje. Las amenazas e interferencias en su crisis son obscenas y grotescas. La ruptura de los pactos irresponsable y hasta puede que ridícula pues los populares han dicho que no van a aprovecharse y que dejaran gobernar lo que gobiernan aunque hubieran ganado ellos. Lo dijo ya antes Pablo Casado, lo ha reafirmado Cifuentes y lo mantienen en el PP como una de sus propuestas para un nuevo clima político.
Porque puede ser muy cierto que a los populares le convengan coyunturalmente unas nuevas elecciones. Su mayoría se ampliaría y tendrían una mejor y más estable aritmética parlamentaria. Sí, pero sería, si ellos fueran quienes lo provocaran, una enmienda a la totalidad a todo lo dicho hasta ahora y a su credibilidad como partido de Estado. Además, cuidado, se encontrarían como alternativa a Podemos, lo que puede que electoralmente y de inicio también les favoreciera en lo inmediato pero sería en extremo dañino para un futuro no lejano.
El PP enfatiza que no van por ahí, aunque ya suenen cantos de sirenas, y que quieren hacer gobierno y que lo harán si les dejan. Que lo intentaron y volverán a intentarlo si les dan los votos. Pero están en la mejor posición. Si no se lo permiten tan solo les queda esperar que concluya el plazo, que no haya tras la última ronda real la minima garantía de una investidura viable y Rajoy o no reciba o decline ante el no pertinaz, el encargo y el reloj dé las 24 horas del 30 de octubre. Pero eso solo puede hacerlo si lo siguen bloqueando, si el PSOE se encampana y sigue en posición bloqueo o pretendiendo desde su debilidad exigencias inasumibles, otras como el urgente pacto educativo o una ley de emergencia social para los más golpeados por la crisis no solo lo serían sino dignas del aplauso general e imposibles de rechazar por la otra parte, si , en suma, los socialistas permanecen en un insostenible enroque que a quienes únicamente favorecería es a sus rivales y quienes alimentará será, aún más, a sus enemigos.
Pero no creo que eso suceda. Ni que el PSOE llegue a consumar tal autodestrucción ni que Rajoy caiga en tan baja tentación. Creo que habrá Gobierno. Ese que hemos clamado que España lleva necesitando ya casi hace un año y que por fin ahora, tras la escabechina a que don NO ha conducido a su partido y a él le ha llevado a racimo de vendimia, se puede empezar a vislumbrar.
Gobernar, luego, será otra. Y de las de vienen curvas. Pero a lo mejor, no dejo de ser un optimista compulsivo aunque escaldado, hasta resulta que en vez de guerras a pedradas partidarias dialogan y negocian. Porque a Rajoy cabe ahora pedirle altura de Estado y luego un nuevo y bien diferente talante de Gobierno pero a los otros también habrá que exigirles que no sea lo suyo el abordaje sistemático cada uno por su lado pero todos juntos en la tarea de hundir el barco y no dejar piedra sobre piedra de lo construido. Pero, ven, esto último sí qu
lo veo muy, muy improbable. Ya no llega ni a esperanza. En ilusión lo dejo
Antonio Perez Henares MRF
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