El chiste corría de móvil en móvil tras
la irrupción de «Teruel existe» en las últimas
elecciones. Era una broma y sonaba a broma.
La burla, concluía declarando independiente a Marina d’Or,
ciudad de vacaciones. Pero como la vida imita al arte:
acaban de aparecer dos nuevos movimientos que solicitan
su identidad hiperlocal: los de Cuenca y los de León.
Al fin y al cabo, estos últimos podrán decir que mientras
en Cataluña sus nobles practicaban el derecho de pernada,
ellos ya eran la cuna del parlamentarismo mundial en 1188.
Y aunque la historia es muy importante, no sólo de historia
viven los pueblos. Frente a lo propio está lo bueno.
La solidaridad interregional es lo bueno, el identitarismo y
el folclore es lo propio, pero en ocasiones puede ser malo.
Tenemos una izquierda empeñada en traicionar sus raíces,
agarrándose a lo propio. Entre otras razones, y digámoslo
con claridad, porque son unos ignorantes que hemos
sobrevalorado. Resulta que no hay nada más parecido
a un ejecutivo de Nueva York que uno de Singapur,
y van los de León y dicen que no tienen nada que
ver con los de Valladolid.
Ciertamente, suena a chirigota .Bieito Rubido
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