Los independentistas convocan hoy a su dirección y no se descarta la investidura antes de Reyes, aunque su Consell Nacional no se celebrará antes de que termine el año
Este lunes es un día clave para conocer si la investidura podrá celebrarse o no antes del día de Reyes. Constatado ya que el primer calendario que el Ejecutivo pretendía quedó superado por los acontecimientos, Pedro Sánchez mantiene su deseo de que la investidura sea cuanto antes mejor. Su objetivo es evitar que factores externos enturbien cualquier acuerdo con ERC, partido clave a estas alturas del curso político tras el pacto firmado entre el PSOE y Unidas Podemos, que se siente presionado a su vez por los movimientos que pueda hacer Carles Puigdemont y pendiente de cómo se resuelve la inhabilitación de Quim Torra.
Desde las filas socialistas se emitieron ayer mensajes que apuntaban a una posibilidad creciente respecto a un acuerdo inminente con ERC. Sin descartar que la investidura pudiese ser antes de Reyes, arrancando la primera jornada el jueves día 2 con una primera votación el día 3 y cerrándola el domingo 5, con toda España pendiente de las cabalgatas.
«Políticamente vamos muy bien», aseguraban este domingo desde La Moncloa respecto a las posibilidades de una investidura exitosa. Desde la dirección socialista insistían en que «todo está abierto». De forma oficial, la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, manifestó en una entrevista que la votación en el Congreso «será pronto».
Para que ERC pase del voto contrario a la abstención necesitan, a su gusto, un informe de alegaciones de la Abogacía del Estado a raíz de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la inmunidad de Oriol Junqueras por haber adquirido su condición de eurodiputado, pero no su acta, cuando estaba en prisión provisional bajo custodia del TribunalSupremo. Aunque el plazo para presentar ante el Supremo su informe termina el día 2 de enero, previsiblemente, se conocerá hoy.
Así lo aseguraron, ayer, a ABC fuentes de la dirección de ERC, que admitieron con ello que conocían ya, antes de hacerse público, las «líneas generales» del informe de la Abogacía del Estado y que estaban de acuerdo con el planteamiento del cuerpo jurídico dependiente del Ministerio de Justicia. El movimiento inusual de la Asociación de Abogados del Estado, emitiendo previamente un comunicado reivindicando que sus decisiones no dependen de voluntades políticas, suponía, así, una jugada preventiva para despejar la imagen de haber actuado al dictado del Ejecutivo en funciones.
Fuentes socialistas, sin embargo, rechazaron este extremo que apuntó también la Cadena Ser. Desde el entorno de Sánchez, en La Moncloa, se aseguró a última hora de ayer que el escrito no estaba completamente terminado. Lo que a la vez pone de manifiesto el conocimiento por el Gobierno del detalle del informe. En un primer momento defendieron que era «un farol» de ERC. Sin explicar cuál sería el sentido de dicho movimiento. Aunque tampoco se atrevían a descartar que se hubiese producido algún planteamiento informal, recordando, eso sí, que en ningún caso se ha facilitado a ERC el informe.
Los tiempos de ERC
Por parte del PSOE la disposición es para una investidura inminente. Y el ánimo general tras los nuevos contactos del pasado viernes y durante todo este fin de semana apuntan a ello. No obstante, desde ERC siguen poniendo el freno en los tiempos y no quieren que una investidura en el Congreso de los Diputados enturbie su objetivo final: conseguir la Presidencia de la Generalitat de Cataluña.
Ayer, desde las filas del partido de Junqueras, que controla el partido desde la cárcel de Lledoners (Barcelona), se apresuraron a dejar claro que no tienen la intención de convocar a su Consejo Nacional antes de fin de año, por lo que aparentemente podría complicarse el calendario para una investidura antes de Reyes.
Sin embargo, este órgano interno de ERC, que debe dar su visto bueno «imprescindible» al acuerdo con el PSOE –un pacto, por otro lado, del que ahora mismo se desconoce todo su contenido– podría convocarse los primeros días de 2020, antes de Reyes, para ratificar la abstención que hoy, en una reunión de la ejecutiva de ERC, la dirección podría avalar. De esta manera, cuadrarían las fechas para Sánchez y ERC mantendría sus tiempos. Ya que la votación crucial en el Congreso de los Diputados no se produciría hasta bien entrado el domingo 5.
Otra cosa es el efecto que este acuerdo podría tener en la relación de ERC y JpC, partidos que sostienen al gobierno catalán, y que vive siempre de forma inestable bajo el foco de Puigdemont, fugado de la Justicia y eurodiputado.
En este sentido, con la vista puesta en el Palacio de la Generalitat, ERC podría haber decidido intentar abrir un camino para el que es necesario el PSC. Apoyar al PSOE en el Congreso, a cambio de que –sin dan los números, que ahora mismo no dan– el PSC se convierta en comparsa de ERC en el Parlamento catalán. Retornar al tripartito en Cataluña (ERC, PSC y comunes), para afianzar un tripartito inédito en España: PSOE y Unidas Podemos, en el Gobierno, con el apoyo parlamentario de ERC. Un objetivo político que hoy podría poner su primer ladrillo si, finalmente, ERC aprueba abstenerse en la investidura de Sánchez y, por lo tanto, permitirla.
Pero Puigdemont podría hacer saltar todo por el aire si considera que la jugada de Junqueras (los tripartitos), al que ya ha ganado en unas elecciones (las pasadas europeas), impide que JpC (la marca de la antigua CiU) repita en la Generalitat. Solo Puigdemont puede instar a Quim Torra, presidente de la Generalitat, a convocar elecciones autonómicas en Cataluña. Una cita que, debido a la inhabilitación de Torra, complica aún más la relación de JpC con ERC. Esa cuestión, que podría dirimir el día 3 la Junta Electoral Central es uno de los últimos escollos que ERC tendría que afrontar para poder cambiar su postura.
Los peajes de la negociación
Si Sánchez acaba, finalmente, siendo elegido presidente del Gobierno gracias a ERC, empezará entonces una legislatura que se augura tortuosa para el PSOE. La dificultad de los socialistas para conseguir el apoyo mayoritario de la Cámara Baja para la elección del presidente del Consejo de Ministros –más votos a favor que en contra– se multiplicará para la aprobación de las leyes orgánicas, especialmente la de los presupuestos, para la que no es suficiente más votos a favor sino llegar al menos a los 176, que es la línea que marca la mayoría absoluta. Con este horizonte, en el PSOE han trabajado para que el acuerdo con ERC no se limite a la investidura, lo que permitiría a los independentistas, también, que el Gobierno de Sánchez echase a andar para que se llevasen a cabo los acuerdos firmados entre ambos –que ayer aún se desconocían–, entre los que estaría la mesa de diálogo «de tú a tú» que reclamaba ERC.
Para llegar a este puerto, las negociaciones para la investidura tras las elecciones del 10 de noviembre dieron un giro inesperado solo cuarenta y ocho horas después del domingo electoral. El PSOE y Unidas Podemos firmaron un acuerdo básico, suscrito por sus líderes en La Moncloa, por el que se comprometían a formar un Ejecutivo de coalición bajo unas premisas poco definidas y de principios generales. Iglesias se confirmó como vicepresidente del Gobierno, solo a la espera de que los socialistas cerrasen un acuerdo con ERC.
Lo sustancial para cerrar la abstención de ERC ha superado el acuerdo en sí. Dependía, todavía depende, de la capacidad de los de Junqueras para aterrizar esta posición en el mundo independentista. También de los movimientos de Carles Puigdemont. Pero al margen de ese en el fondo habrá un acuerdo del que han trascendido retazos pero del que no se ha informado nada oficialmente. Unas negociaciones en las que hace semanas el PSOE ya aceptó el peaje de un evidente cambio retórico, pero también la búsqueda de un mecanismo que permitiese una relación con la Generalitat de Cataluña que desborda la actual comisión bilateral....
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