El líder de
Podemos tiene la piel muy fina, él que ha dejado que sus diputados hagan
escraches a ministros en el Hemiciclo y lleven camisetas contra el Rey y
banderas republicanas.
Ocurría este jueves poco después de terminar el pleno del Congreso de los Diputados. En una sala de la Cámara, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, recibía a una delegación de opositores venezolanos, entre ellos la hija del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y el padre del encarcelado Leopoldo López.
Los represaliados por Nicolás Maduro explicaron a los responsables del partido naranja la situación en su país tras el amago de autogolpe del régimen, al intentar que el afín Tribunal Supremo arrebatase las competencias de la democrática Asamblea Nacional.
Iglesias ha llegado a recibir en el Congreso a los familiares de los agresores de la Guardia Civil en Alsasua
Tras la reunión, la delegación -en las que
estaban representados todos los partidos opositores- visitaron las
dependencias de las Cortes y, también, el Hemiciclo. Y allí es donde, en
un gesto cargado de simbolismo, una de las mujeres de la delegación
posó con la bandera de Venezuela justo en el escaño vacío del líder de Podemos, Pablo Iglesias.
El dirigente de la formación morada
se cogió una monumental rabieta; él que ha consentido cuando no
impulsado en los últimos meses una sucesión de provocaciones, gestos e
incluso escraches a ministros -como el de su diputado Cañamero al titular de Justicia- que han llegado a provocar una protesta formal de varios grupos a la presidenta del Congreso, Ana Pastor.
Iglesias se fue a buscar a
los periodistas para valorar el gesto de la opositora venezolana. Ante
ellos aseguró que "ciertas expresiones de la libertad de expresión son
respetables, pero llama la atención, en un contexto en el que parece que
las camisetas de Podemos llaman al escándalo, que algunos utilicen la cámara para fines que a lo mejor no son los propios".
Se da la circunstancia de que el 3 de diciembre de 2015, Iglesias protagonizó un gesto muy criticado en su día. Todavía no había sido elegido diputado siquiera, pero se sentó en el escaño del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y allí posó sonriente para las cámaras
"Si algunos quieren saltarse el decoro parlamentario para tratar de blanquear la corrupción del PP
o de que les hagan caso, nos parece muy respetable, pero nosotros en
política internacional somos responsables y aspiramos a que nuestro país
tenga una política de Estado independientemente de quien
gobierna", añadió este jueves Iglesias visiblemente airado.
Pero los hechos le quitan total credibilidad. Primero, por que este mismo miércoles, los senadores de Podemos
se negaron a suscribir una declaración institucional que reclamaba
libertad y democracia para Venezuela. Y por que esta pasada semana, sus
concejales en el Ayuntamiento de Madrid se ausentaron cuando se votaba
una moción de condena al autogolpe de Maduro.
Las banderas que sí le gustan a Iglesias
Pero, a propósito de banderas, Iglesias calló cuando el pasado 17 de noviembre uno de sus senadores, Iñaki Bernal, exhibió en el Hemiciclo una enseña republicana justo cuando el Rey Felipe VI intervenía ante el pleno, en el Solemne Acto de Apertura de la Legislatura.
En los cinco meses que dura la legislatura, los diputados de Podemos
han protagonizado todo tipo de actos que han supuesto la ruptura del
más elemental decoro de la Cámara y que ha pisoteado los usos y
costumbres parlamentarios.
Plantes, camisetas que han llegado a convertir el Hemiclo en un "tendedero" -en palabras de la propia Ana Pastor-, las salidas de tono del citado Diego Cañamero o la invitación a los agresores de los guardias civiles de Alsasua con los que Iglesias se fotografió y cuya imagen mostró ESdiario la pasada semana.
http://www.esdiario.com/
MRF
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