El
magistrado, viejo conocido de los populares -para mal- ha dinamitado los
últimos puentes entre el PP y Ciudadanos y desencadenado la inminente
dimisión de Pedro Antonio Sánchez.
"Éste va a acabar como (Baltasar) Garzón, al tiempo", ha pronosticado Carlos Herrera en COPE. "Es el dueño y señor de la Audiencia Nacional, actúa como un juez feudal", se ha quejado Francisco Marhuenda en Onda Cero.
La figura de Eloy Velasco está más en entredicho que nunca después de que el magistrado de la Audiencia Nacional dinamitara los últimos puentes entre el PP y Ciudadanos pidiendo al Tribunal Superior de Justicia de Murcia que impute al presidente Pedro Antonio Sánchez en vísperas del debate de la moción de censura.
Se rumorea que Sánchez
dimitirá en la reunión que ha convocado a las 12.30 con su Comité
Ejecutivo y su Junta Directiva y que presidirá el coordinador general
del partido, Fernando Martínez-Maillo.
En el PP no pocos se malician que ésta es la venganza en frío del juez Velasco, que se la tiene jurada al PP
desde hace un año. En enero de 2016 aspiraba el magistrado a hacerse
con una plaza en la Sala Segunda del Tribunal Supremo tras la jubilación
del magistrado Joaquín Giménez. Vacante para la que había otros cuatro candidatos.
Llegó a pedir ayuda a los populares para
que intercedieran por él. Sin embargo, el CGPJ, órgano de gobierno de
los jueces, decidió que la plaza no sería suya sino para el presidente
de la Audiencia Provincial de Barcelona, Pablo Llarena. Velasco se enfadó mucho y en un periódico alicantino llegó a declarar que "podía haber aportado mucho" en el Supremo. Siempre culpó al PP de haber frustrado su nombramiento.
Aquello fue el acabose, aunque en realidad
las tiranteces entre el magistrado de la Audiencia Nacional y los
populares vienen de antes. En 1995 Velasco fue uno de los fichajes estrella del entonces presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana.
Fue director general de Justicia de la
Generalitat valenciana, donde afrontó varias huelgas de funcionarios,
hasta el año 2003, cuando fuera cesado por Francisco Camps. Al parecer por tirar demasiado de la VISA de la Consejería y no pisar demasiado por su despacho.
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MRF
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