Las trompetas y los trompeteros de Podemos
Desde luego que habrá quien diga que la acción de la APM ha sido tardía y para unos débil y para otros excesivas, y que debía ir con nombres y apellidos (los afectados pidieron no hacerlo por temor a represalias) pero, con todos los peros que se quiera, un paso si que se ha dado y con consecuencias futuras. Por lo menos se andarán con más cuidado. Porque aunque les moleste mucho, lo suyo con la prensa suena a un señor que detestan mucho y que es presidente de Estados Unidos.
Gozaron de alfombra, púlpito e
incensario. Nadie replicaba a los profetas. Nadie osaba contradecir al
Mesias. Entre la multitud de conversos figuraban, en primera fila y con
trompetas, enardecidos periodistas a quienes el descubrimiento de la
“fe” transformó en gozosos propagandistas y difusores de la nueva verdad
revelada. El que osaba poner un pero o señalar una mácula en la toga
del tribuno de la plebe era prestamente lapidado en las redes por las
tropas orcas, las “brigadas moradas” del twitter que tras mil disfraces,
cinco mil identidades y una misma consigna convertían al señalado en un
ser inmundo, miserable y por siempre apestado.
Su nombre, quedaba para siempre
sepultado en toneladas de basura y dejaba de pertenecer a la categoría
de gente, ser humano y persona para entrar a formar parte de los
indignos y las sabandijas. Y todo ello se hacia con gran regocijo y
alharaca. Y cuando rodeado de apóstoles, que a veces eran más de doce y
algunos con el genio de Santiago, el enviado aparecía por según que
cadenas, se cantaban hosannas y aleluyas y como algún pobre e ingenuo
profesional cometíera la imprudencia de hacer una pregunta incómoda y ya
no digamos de introducir un comentario, los soviet de la empresa le
ajustaban de inmediato las cuentas.
Ellos señalaban con el dedo y exigían su
destierro a las tinieblas exteriores a los “enemigos del pueblo” que
como tales y desde ese mismo momento, condenados sin posibilidad
siquiera ya no de defensa sino ni siquiera de recurso, quedaban
despojados de todo derecho humano, pues carecían de la condición de
persona.
Así ha sido. Así hemos tenido que dar
por probado que Monedero era un ser angelical que cobraba 420.000 euros
de Venezuela & Cia por unos papeles novelados sobre una moneda
ficticia, que Errejón era un probo y explotado becario, aunque no pisara
por el puesto de trabajo y su colega sacara merced a ese colegueo plaza
para diputado, que Echenique era la solidaridad más ejemplar por pagar
en negro a su asistente y callar para no acabar sepultados en una
tonelada de imputaciones de machismo, la evidencia besucona de que la
nueva número dos Podemita, Irene Montero, era, casualidad total, también
la nueva novia de Iglesias. Porque eso nada tenía que ver en su
ascenso. Porque si eso hubiera sido en el PP o en el PSOE hubiera sido
un digno de escarnio, en cueros y plaza pública, pero aquí son cosas de
camaradas de las que ya no las masas es que ni siquiera los militantes
han de tener que saber ni decir nada.
Y porque todo ello. Muy sencillo y
simple. Porque ellos son la única verdad, la razón absoluta, la ética en
exclusiva y la bondad del mundo. Y tú tienes que estar con ellos porque
si no estás con ellos tú eres alguien que está fuera de la verdad, la
bondad y la vida. Y ellos tienen la superioridad moral para decirte lo
que debes o no publicar, y en que forma y manera. Primero como consejo y
si no es suficiente con bronca y ya si eso, y echándote “muy
amorosamente” el brazo por el hombro, con amenaza poco o mucho solapada ,
pero amenaza.
Algunos periodistas más o menos
conocidos por nuestras columnas, intervenciones televisivas o
radiofónicas hemos “disfrutado” de sus caricias. Uno puede ya llevar
“fumigados” unos largos centenares de cuentas, muchas de ellas creadas
para la ocasión, falsas, repetidas anónimas, emboscadas ya que cada vez
que una intervención dices algo no de su agrado la inmediata es el
asalto orco en red y en la más pura tradición totalitaria, da igual si
la inspiración es de Goebbels o de Beria, sufrir el ataque “ah hominen”.
Nada importa el argumento ni para nada se combate la idea, sino que
basta con mostrar a quien lo expone como un ser inmundo. Asunto
resuelto.
Lo que ahora ha denunciado la APM, nunca es tarde y mejor que nunca
desde luego, ha sido ese estado de cosas. Pero además centrado en un
grupo de profesionales que habitualmente cubre sus informaciones tanto
en el partido como en el parlamento. Algunos no ajenos a pasados y
excesivos colegueos pero que al final han visto su profesionalidad
acosada. Han pedido amparo. Me costa que en la reunión con la APM donde
también estuvo presente representantes de la Asociación de Periodistas
Parlementarios el grupo de afectados mostró mensajes recibidos que
describen mejor que nada ese clima: “No publiques eso o te voy a
destruir” “No deberías escribir cosas como la de hoy, te degradan como
persona” o “Eso que dices es cierto y no te cambiaría ni una coma, pero
no te voy a permitir que hagas ese perfil (artículo)”. Pero claro, los
dirigentes de Podemos. Incluso alguno de los “enviantes” dicen que no se
reconocen en ellos. Que ellos no acosan. Y es muy propio esto. ¿Acaso
alguna vez el acosador juzga a lo suyo como acoso?. Jamás.Desde luego que habrá quien diga que la acción de la APM ha sido tardía y para unos débil y para otros excesivas, y que debía ir con nombres y apellidos (los afectados pidieron no hacerlo por temor a represalias) pero, con todos los peros que se quiera, un paso si que se ha dado y con consecuencias futuras. Por lo menos se andarán con más cuidado. Porque aunque les moleste mucho, lo suyo con la prensa suena a un señor que detestan mucho y que es presidente de Estados Unidos.
PD. Victoria Prego y la Junta Directiva
de la APM han dado la cara por los periodistas acosados e intimidados. A
petición suya no ha revelado ni nombres ni las pruebas aportadas. Los
Podemitas y sus trompeteros mediáticos se la están partiendo. Es hora,
compañeros, de que la deis vosotros .
Antonio Pérez Henares
MRF
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