Pedro Sánchez, en La Rioja
Pedro Sánchez convocará todas las mesas que le convengan. La de ayer en La Rioja no fue ni siquiera para disimular la del miércoles con Quim Torra. Fue una canción más en el interminable repertorio de un superviviente que no tiene otro escrúpulo ni principio que el de llegar todavía en el cargo al final de la jornada.
Por ello la derecha se equivoca cuando le hace una oposición tremendista, cada vez más escorada y alejada del centro. La única receta posible contra Sánchez es ponerlo frente al espejo de su frivolidad, de su irresponsabilidad y de su inconsistencia, y eso sólo se consigue desde la moderación, desde la idea constructiva y desde la inteligencia. Hay que tener paciencia, acierto
y contrarrestar el circo no con más payasos sino con algo más serio. Dicho de otro modo: con Iturgaiz, María San Gil y Aznar no vas a ninguna parte en el País Vasco, y el PNV -que a su viejuna manera es el único partido político español que nunca ha dejado de entender qué es el poder- arrasará.
Sánchez es un listo y hay que enfrentarle a un inteligente. Sánchez es un pillo y sólo se le puede ganar con un señor solvente. Jugar a Vox es jugar a su juego y él sabe mejor cómo ganarlo. En Cataluña, Ciudadanos se hunde y al candidato popular, Alejandro Fernández, le está yendo cada día mejor. Y Alejandro no está gritando, Alejandro no está insultando cada día a los líderes independentistas aunque le sobrarían motivos para hacerlo. Alejandro se está ganando la credibilidad con una lluvia fina de pragmatismo, inteligencia y hasta de humor, y poco a poco va empezando a tener sus opciones, a crecer como líder y a brillar como parlamentario librando una batalla que desde luego no va a ganar en dos días, ni en dos semanas.
Con Pedro Sánchez no se puede disparar al bulto, porque es hábil y escurridizo, y no aciertas nunca y quedas como un pobre histérico que sólo quiere disparar. Los aspavientos te llevan al rincón de los purísimos, tan irreductibles como minoritarios, y ahí te hundes, sobre todo si tu adversario es uno de los políticos más vaporosos, superficiales y oportunistas de nuestra era.
La mesa de Cataluña, la mesa de La Rioja, el insomnio de gobernar con Podemos, los independentistas saliendo al cabo de cuatro días como si las condenas fueran de opcional cumplimiento en España. La tesis doctoral, los nocturnos de Ábalos en Barajas, Carmen Calvo preguntándole a Torra: «¿Si arreglamos lo de presos y exiliados, todo arreglado, no?». Y ahí está Pedro Sánchez, con sus mil maneras de contar siempre la misma historia.
La oposición, creyendo que insultándole le ofende, le hace el coro y le regala el centro...Salvador Sostres
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